Washington, D.C.— El gobierno del presidente Donald Trump ha implementado un nuevo paquete de aranceles que afecta importaciones provenientes de más de 90 países, incluidos México, Canadá, Alemania y China. Las tarifas oscilan entre el 10 y el 50 por ciento y elevan el promedio arancelario estadounidense a su nivel más alto desde la década de 1930.
Aunque la administración ha justificado la medida como una forma de fortalecer la economía nacional, economistas, centros de análisis y legisladores opositores coinciden en que los efectos más severos recaerán sobre los propios ciudadanos estadounidenses, quienes enfrentarán mayores precios y riesgos de desempleo.
Aumento generalizado de precios
De acuerdo con el Budget Lab de la Universidad de Yale, las familias estadounidenses podrían gastar hasta 1,800 dólares más al año debido al incremento de precios provocado por los aranceles. Productos de consumo básico como alimentos, ropa, muebles, electrodomésticos y artículos de higiene ya registran aumentos en el mercado interno.
Empresas como Procter & Gamble han confirmado que trasladarán los nuevos costos al consumidor. Se espera un alza en los precios de al menos el 25 por ciento de su portafolio de productos en Estados Unidos.
Industria bajo presión
El Washington Center for Equitable Growth estima que los aranceles elevarán entre 2 y 4.5 por ciento los costos de manufactura en sectores clave como el automotriz, el siderúrgico y el electrónico. Las empresas con menor margen de maniobra ya enfrentan recortes, reducción de jornadas y riesgo de cierres temporales.
El argumento de que los aranceles protegerán el empleo local pierde fuerza frente a los efectos reales: un entorno industrial presionado por el aumento de insumos y una demanda interna debilitada.
Crecimiento débil, inflación constante
Aunque el gobierno de Trump reportó un crecimiento del PIB de 3 por ciento durante el segundo trimestre, proyecciones ajustadas indican que el crecimiento real acumulado en el año ronda apenas el 1.2 por ciento. En paralelo, la inflación subyacente continúa en niveles cercanos al 2.8 por ciento, lo que genera preocupación por un posible escenario de estanflación: bajo crecimiento económico acompañado de inflación sostenida.
Críticas por opacidad y regresividad
Diversos sectores progresistas han señalado que los nuevos aranceles fueron impuestos por orden ejecutiva, sin revisión legislativa ni mecanismos de transparencia. Además, han advertido que estas políticas benefician a grandes corporaciones capaces de absorber o trasladar los costos, mientras afectan con mayor severidad a trabajadores, consumidores y pequeñas empresas.
También se ha señalado el riesgo de fracturar acuerdos comerciales como el T-MEC, lo cual podría tener consecuencias negativas tanto para Estados Unidos como para sus principales socios regionales, entre ellos México.
México en la mira
México, como uno de los principales exportadores al mercado estadounidense, enfrenta una situación compleja. El aumento en los aranceles reducirá la competitividad de sus productos, lo que podría traducirse en una caída de exportaciones, afectaciones al empleo y menor inversión extranjera.
Especialistas advierten que esta política podría escalar en una disputa comercial que rompa el equilibrio alcanzado tras años de integración económica regional.
¿Quién paga los costos?
Lejos de fortalecer la economía de Estados Unidos, el nuevo paquete de aranceles promovido por Donald Trump amenaza con agravar el costo de vida, debilitar sectores industriales y provocar inestabilidad comercial. En los hechos, quienes asumirán las consecuencias no serán las grandes empresas ni los responsables políticos, sino millones de ciudadanos estadounidenses que verán encarecida su vida cotidiana y amenazada su estabilidad laboral.
