Un grupo de delincuentes llevó a cabo este domingo un robo de alto perfil en el emblemático museo del Louvre, en París, sustrayendo valiosas joyas históricas cuyo valor aún no ha podido ser cuantificado con precisión. El suceso obligó al cierre excepcional del recinto, uno de los más visitados del mundo.
La acción fue rápida y cuidadosamente planificada. Según fuentes cercanas a la investigación, el asalto ocurrió poco después de la apertura al público, entre las 09:30 y 09:40 de la mañana (hora local). Los asaltantes, un grupo de al menos tres individuos, utilizaron maquinaria especializada —incluido un brazo articulado montado en un camión— para acceder directamente a la Sala Apolo, donde se encuentran algunas de las joyas más preciadas del museo.
Durante un lapso de apenas siete minutos, los ladrones forzaron dos vitrinas y extrajeron diversas piezas, entre ellas algunas reliquias de incalculable valor histórico y cultural, como joyas que formaron parte del legado napoleónico. Las autoridades confirmaron que los autores del crimen contaban con herramientas como pequeñas motosierras, lo que evidencia el grado de preparación con el que actuaron.
El ministro del Interior, Laurent Nuñez, reveló detalles del operativo criminal, destacando el modo de ingreso y la rapidez con la que se ejecutó el robo. Por su parte, la ministra de Cultura, Rachida Dati, dio seguimiento al caso desde las primeras horas del día, y más tarde informó que una de las piezas sustraídas fue localizada en las cercanías del museo, lo que podría ser una pista clave para los investigadores.
La Fiscalía de París ya ha abierto una investigación formal por robo en banda organizada y asociación delictiva, encargando el caso a la brigada especializada de la Policía Judicial, con apoyo de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales.
En las inmediaciones del museo se desplegaron efectivos del ejército y peritos forenses, mientras que una motocicleta abandonada fue localizada como parte del operativo de fuga. Aunque no se reportaron heridos, el golpe ha encendido las alarmas sobre la seguridad en recintos culturales de alto perfil.
El Louvre, que en 2024 recibió cerca de nueve millones de visitantes —en su mayoría extranjeros—, guarda algunas de las obras más emblemáticas de la historia del arte, como la Mona Lisa y la Venus de Milo. El robo supone no solo una pérdida patrimonial, sino también un desafío a las autoridades francesas, encargadas de proteger uno de los legados culturales más importantes del mundo.
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