En medio de un creciente clima de tensiones geopolíticas, el principal asesor del presidente brasileño Lula da Silva, Celso Amorim, respondió con dureza a las recientes advertencias del nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, quien sugirió posibles sanciones contra países del bloque BRICS, entre ellos Brasil, por mantener relaciones comerciales con Rusia.
Amorim, una figura clave en la política exterior brasileña, consideró las declaraciones de Rutte como una muestra de intromisión y falta de criterio diplomático. Señaló que la OTAN, al no tener vínculos formales con Brasil, no tiene legitimidad para emitir ese tipo de advertencias, especialmente cuando se trata de decisiones soberanas en política energética y comercial.
El diplomático enfatizó que Brasil no tiene interés en involucrarse con la OTAN ni en alinearse con una lógica de bloques militares. A su juicio, las palabras de Rutte evidencian una postura agresiva e injustificada, en un momento en el que se requiere mesura y cooperación internacional.
Por su parte, el jefe de la OTAN hizo eco de la nueva línea dura de Washington. Rutte declaró que los países que continúan adquiriendo petróleo ruso, como Brasil, India y China, podrían verse afectados por sanciones indirectas promovidas por Estados Unidos. Según sus palabras, estas naciones deberían “reconsiderar su relación con Rusia” si no quieren enfrentar consecuencias económicas severas.
Estas advertencias se produjeron poco después del anuncio del presidente estadounidense Donald Trump, quien impulsará aranceles del 100 % a las naciones que sigan comerciando con Moscú si en un plazo de 50 días no se alcanza un acuerdo de paz en Ucrania.
Frente a esta presión externa, Brasil reafirma su postura independiente y apuesta por una diplomacia multilateral que resista las imposiciones unilaterales y defienda el interés nacional.
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