Críticas a Trump por ignorar tragedia en Texas mientras enfrenta su peor inundación en décadas

Trump planea visitar Texas hasta el 11 de julio, una semana después del desastre

En medio de una de las peores tragedias climáticas en la historia reciente de Texas, el presidente Donald Trump fue captado en su campo de golf en Bedminster, Nueva Jersey, jugando golf y comiendo helado, justo cuando los equipos de emergencia en Texas luchaban por rescatar a sobrevivientes de las inundaciones. Esta imagen, difundida ampliamente en redes sociales, ha provocado una ola de indignación nacional que cuestiona su liderazgo en tiempos de crisis.

Las lluvias torrenciales que iniciaron el 4 de julio desbordaron ríos como el Guadalupe en el condado de Kerr, provocando devastadoras inundaciones que arrasaron comunidades y campamentos infantiles como Camp Mystic. El saldo al 8 de julio era desolador: más de 100 fallecidos y 161 personas desaparecidas, entre ellos decenas de menores. El gobernador Greg Abbott describió la escena como «horrífica» tras visitar la zona, y ha encabezado una intensa operación de rescate, declarando desastre en al menos 15 condados y movilizando recursos estatales y federales.

Mientras familias completas seguían buscando a sus seres queridos, un video viral mostró al presidente Trump relajado en su resort. Vestido con su habitual gorra roja, en un entorno veraniego con sombrillas y mesas, fue filmado en actividades de ocio que contrastaban dramáticamente con la emergencia que vivía el sur del país. La escena fue interpretada por muchos como una muestra de desconexión y falta de empatía, alimentando el debate sobre su capacidad para liderar en momentos de desastre.

Ante las críticas, la vocera presidencial Karoline Leavitt afirmó que Trump aprobó una declaración de desastre mayor el 6 de julio, lo que permitió liberar fondos para alojamiento temporal, reparaciones de viviendas y ayuda directa a damnificados. También aseguró que el mandatario ha estado en constante comunicación con el gobernador Abbott y que su viaje a Texas está programado para el 11 de julio. Trump, por su parte, calificó la tragedia como “horrible” y expresó su simpatía, aunque lo hizo desde el mismo campo de golf en el que fue grabado.

La polémica no se limita a la actitud del presidente. Expertos cuestionan si los recortes presupuestarios a agencias como el Servicio Nacional de Meteorología (NWS) y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) han afectado la capacidad de respuesta. Solo en 2025, el NWS ha perdido más de 500 empleados. Además, análisis climáticos revelan que el calentamiento global ha intensificado las condiciones de tormenta, haciendo las lluvias más húmedas y peligrosas.

En redes sociales, la reacción ha sido polarizada. Algunos usuarios defendieron al presidente, señalando que su presencia inmediata en Texas podría haber complicado las operaciones de rescate. Sin embargo, muchos otros consideraron su actitud como insensible, especialmente frente a la muerte de al menos 28 niños confirmada por agencias como Reuters.

El gobernador Abbott ha sido la cara visible del operativo, liderando una respuesta activa y coordinada con la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. El estado de Florida también ha enviado equipos de apoyo, mostrando un frente solidario entre estados. Abbott ha pedido a la población estar atenta ante posibles nuevas lluvias, mientras se mantiene el operativo de búsqueda y rescate 24/7.

La tragedia ha dejado una profunda herida en las comunidades afectadas. Aunque la administración federal ha movilizado recursos, la percepción pública sigue marcada por la imagen de un presidente distante, justo en el momento en que miles de familias enfrentaban la pérdida de sus hijos, padres o vecinos. En un país cada vez más expuesto a fenómenos climáticos extremos, la empatía y el liderazgo visible parecen ser tan vitales como la acción política.

Foto: Redes

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