WASHINGTON DC, 01 DE AGOSTO DE 2025. A unas horas de la publicación del estrepitoso informe del Departamento del Trabajo sobre el estado de despidos y contrataciones laborales en EE.UU. durante julio de 2025, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que había ordenado el despliegue de dos submarinos nucleares. El anuncio de este supuesto desarrollo militar lo emite Trump en respuesta a una controversia en redes sociales que ha sostenido desde hace poco más de un mes con el expresidente ruso y vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitry Medvedev.
La disputa se originó con declaraciones de Medvedev en junio de 2025, quien sugirió que «varios países están listos para suministrar directamente a Irán sus propias ojivas nucleares» tras los ataques estadounidenses a instalaciones nucleares iraníes. Trump reaccionó en Truth Social, criticando el uso «casual» de la «palabra N» (nuclear) y advirtiendo que no debería tratarse tan a la ligera. La retórica se agudizó cuando Trump calificó a Medvedev de «expresidente fallido» y este último aludió al sistema nuclear soviético «Dead Hand».
Supuesta orden de despliegue naval por el motivo mencionado, aún por confirmarse
Hoy 1 de agosto de 2025, Donald Trump afirmó públicamente haber «ordenado el posicionamiento de dos submarinos nucleares en las regiones apropiadas» en respuesta directa a las «declaraciones altamente provocadoras» de Medvedev. Trump enfatizó la importancia de las palabras y el riesgo de «consecuencias no intencionadas«. Sin embargo, es fundamental señalar que las fuentes de información disponibles no contienen confirmación oficial del ejército de EE. UU. (Pentágono o la Marina) que vincule directamente estos despliegues específicos a la disputa con Medvedev.
De hecho, la Marina de EE. UU. sí realizó despliegues significativos de submarinos nucleares en julio de 2025, antes de la declaración de Trump. El USS Indiana y el USS Toledo fueron redesplegados a Hawái, y el USS Ohio visitó Brisbane, Australia. Los motivos declarados para estos movimientos fueron el fortalecimiento de la postura de EE. UU. en el Indo-Pacífico, en respuesta lo que la Casa Blanca caracteriza como «creciente amenaza naval de China».
El Inicio de la Escalada: Declaraciones de Medvedev sobre Irán y «La Palabra N»
La chispa de esta escalada se encendió con las declaraciones de Dmitry Medvedev, quien, en su rol de vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, emitió una serie de afirmaciones provocadoras. En junio de 2025, Medvedev sugirió que «varios países están listos para suministrar directamente a Irán sus propias ojivas nucleares». Esta declaración se produjo como respuesta a los ataques estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes, y fue percibida como un intento de desestabilizar aún más la región y el régimen de no proliferación.
La reacción de Donald Trump no se hizo esperar. A través de su plataforma Truth Social, Trump cuestionó si Medvedev «realmente dijo eso» y criticó duramente lo que consideró un «uso casual» de la «palabra N» (Nuclear), advirtiendo que «no debería tratarse tan a la ligera». Este primer intercambio ya introdujo el elemento nuclear de manera prominente en el discurso público de alto nivel.
El Intercambio de Insultos y la Referencia a «Dead Hand»
La tensión escaló aún más a finales de julio de 2025. Trump, en otra publicación, arremetió contra Medvedev, calificándolo de «expresidente fallido de Rusia» y advirtiéndole que estaba «entrando en un territorio muy peligroso«. Esta advertencia se enmarcó en un contexto de críticas de Medvedev a un ultimátum de Trump sobre un acuerdo de paz en Ucrania y las amenazas económicas de Trump contra Rusia e India.
Medvedev respondió con una referencia aguda y simbólica al sistema de comando nuclear soviético de la era de la Guerra Fría, conocido como «Dead Hand» (Perímetro). Este sistema, diseñado para lanzar un ataque de represalia automático si el liderazgo ruso fuera incapacitado, fue invocado por Medvedev con un lenguaje burlón,
Aunque nunca reconocida oficialmente por Moscú, la existencia de «Dead Hand» fue confirmada por un comandante retirado en 2011. La invocación deliberada de «Dead Hand» por parte de Medvedev, un sistema que implica una represalia nuclear automática, funciona como una operación psicológica estratégica. Su objetivo es disuadir la agresión occidental percibida, enfatizando la capacidad de represalia máxima y potencialmente incontrolable de Rusia. Al hacerlo, se busca influir en la percepción de riesgo del adversario.
Medvedev, quien ha adoptado una postura más confrontacional y ha emitido declaraciones agresivas sobre conflictos nucleares , actúa como un portavoz de una estrategia más amplia del Kremlin. La referencia a un sistema que sugiere una respuesta nuclear inevitable, incluso sin la intervención humana directa, busca transmitir un mensaje de extrema determinación y una capacidad de represalia inherente, casi preprogramada. Esto eleva el costo percibido de cualquier acción agresiva contra Rusia, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania, al sugerir que incluso un ataque de decapitación no evitaría una devastadora respuesta nuclear.
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