Dos años de conflicto en Sudán arrebatan las vidas de 120 trabajadores humanitarios

Impunidad generalizada, ejecuciones sumarias, ataque a instalaciones médicas y educativas complican labor humanitaria

Puerto Sudán, 19 de agosto de 2025. En el marco del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, el Coordinador Residente y Humanitario de la ONU en Sudán, Luca Renda, emitió hoy un contundente llamado para proteger a los trabajadores de ayuda y financiar la respuesta humanitaria en un país sumido en una profunda crisis. El conflicto, que se aproxima a su segundo aniversario, ha convertido a Sudán en uno de los lugares más letales para quienes intentan mitigar el sufrimiento de la población.

Según abundó Luca Renda, desde el estallido de la guerra en abril de 2023, más de 120 trabajadores humanitarios han sido asesinados, la gran mayoría de ellos ciudadanos sudaneses. Estas no son solo cifras, son vidas de médicos, conductores y voluntarios que, con valor y compasión, dedicaron sus días a servir a sus comunidades. La pérdida de sus vidas es una «mancha en la conciencia colectiva» y un claro recordatorio de los crecientes peligros que enfrentan quienes proporcionan asistencia vital.

El Sr. Renda denunció que, si bien las necesidades humanitarias han alcanzado niveles sin precedentes, los trabajadores de primera línea son constantemente atacados, detenidos, hostigados e incluso asesinados. Las violaciones del derecho internacional humanitario se han vuelto alarmantemente comunes, y cada «línea roja» cruzada se enfrenta a la impunidad, la indiferencia y la inacción. Esta situación debe terminar.

El Coordinador Residente y Humanitario de la ONU en Sudán concluyó su mensaje enfatizando que, a pesar de las amenazas, los humanitarios sudaneses continúan entregando ayuda. Atraviesan líneas de frente, navegan por la inseguridad y la burocracia, y arriesgan todo para llegar a las personas necesitadas. Ellos no se han rendido, y por lo tanto, la comunidad internacional tampoco debe hacerlo.

Débil estado de derecho facilita escalada de violencia e incertidumbre en la nación africana

Al 19 de agosto de 2025, el nivel de gobernabilidad en Sudán es altamente precario debido a una prolongada guerra civil entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un poderoso grupo paramilitar. El país se encuentra fragmentado y la autoridad central es limitada, con un Consejo de Soberanía Transicional que no controla efectivamente todo el territorio. La violencia sigue escalando y la seguridad es extremadamente débil en muchas regiones.

Los principales grupos armados que se disputan Sudán son:

+ Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), controlando gran parte de Darfur y partes de los estados de Gezira, Jartum, Nilo Blanco, Sennar, Al Qadarif, Kordofán del Norte y Kordofán del Oeste.

+ Las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), con control sobre partes del norte, este y zonas centrales, luchando por recuperar territorios clave.

Otros movimientos rebeldes como el SPLM-N (al-Hilu) y el movimiento Tamazuj, activos en el sur y ciertas regiones fronterizas.

Mientras la indefinición política se profundiza, el estatus de los derechos humanos es alarmante. Hay impunidad generalizada, con violaciones sistemáticas que incluyen ataques contra civiles, ejecuciones sumarias, violencia sexual como arma de guerra, ataque a instalaciones médicas y educativas, desapariciones forzadas y abuso contra periodistas. La crisis humanitaria afecta a millones de personas desplazadas y en inseguridad alimentaria, con gran parte de la infraestructura social destruida o inaccesible.

La minería, en particular la extracción de oro, juega un papel central en la financiación del conflicto. Tanto las FAS como las FAR explotan minas de oro, que se han convertido en una fuente crucial de recursos para sostener la guerra. Este comercio es opaco y ha contribuido a perpetuar la violencia.

FOTOGRAFÍA: ONU

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