En un giro inesperado en el caso sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones de 2016, el Congreso de Estados Unidos considera llamar a testificar al expresidente Barack Obama, un hecho que, de concretarse, marcaría la primera vez en más de cuatro décadas que un exmandatario es interpelado por la Cámara de Representantes.
El presidente de la Cámara, Mike Johnson, planteó esta posibilidad tras conocerse documentos recientemente publicados por la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien ha expuesto supuestos indicios de que desde la administración Obama se habría intentado obstaculizar la candidatura de Donald Trump. Johnson sugirió que Obama podría haber tenido conocimiento o incluso participación en decisiones que afectaron directamente la investigación federal sobre la supuesta conspiración entre Trump y Rusia.
Aunque Johnson evitó emitir una acusación directa, expresó preocupación por la implicación de altos funcionarios de la era Obama en lo que denominó una «grave operación política». Según el legislador, si se demuestra que hubo una acción concertada para manipular las investigaciones, será imprescindible que el expresidente comparezca ante el Congreso. Además, subrayó que el hecho de haber ocupado la presidencia no exime a nadie del escrutinio institucional.
En la entrevista concedida a un medio conservador, Johnson insistió en que el Congreso tiene el deber de seguir todas las líneas de investigación, por incómodas que sean, y aseguró que se hará «de manera seria y objetiva». La declaración sugiere que también podrían ser convocados otros miembros clave de esa administración, entre ellos el exfiscal general Eric Holder y el exdirector de la CIA John Brennan.
Por su parte, Gabbard reveló esta semana más de cien páginas de correos electrónicos y documentos internos que, según ella, evidencian un esfuerzo prolongado para desacreditar al entonces candidato republicano. La información filtrada sugiere que la comunidad de inteligencia ya estaba en condiciones de concluir, en diciembre de 2016, que Rusia no había alterado los resultados electorales, pero el FBI optó por continuar la línea de investigación.
El 9 de diciembre de ese mismo año, Obama habría ordenado una evaluación completa de la supuesta injerencia rusa, a pesar de los desacuerdos entre agencias. Para Johnson, esto podría indicar una intención deliberada de prolongar la narrativa de colusión, lo que, en sus palabras, «podría tener implicaciones legales y políticas de gran alcance».
Si finalmente se concreta la citación, Obama se convertiría en el primer expresidente en comparecer ante el Congreso desde que Gerald Ford lo hiciera en 1983, sumándose a un reducido grupo que también incluye a Harry Truman, quien testificó en 1955. A diferencia de estos casos históricos, esta eventual comparecencia estaría cargada de un fuerte componente partidista y judicial.
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