El expresidente boliviano Evo Morales advirtió que la ayuda de Estados Unidos no es desinteresada, sino que está sujeta a condiciones políticas que podrían limitar la soberanía del país. Según Morales, el presidente electo Rodrigo Paz debería tener en cuenta estos riesgos antes de avanzar en el restablecimiento de relaciones diplomáticas a nivel de embajadores.
Durante la entrevista con EFE, Morales explicó que la intervención estadounidense se centra en intereses económicos y políticos, y que no se trata de una inversión directa del Estado, sino de oportunidades para el sector privado y empresas transnacionales. En este sentido, afirmó que abrir relaciones plenas podría implicar subordinar a Bolivia a la política exterior estadounidense.
Por su parte, Rodrigo Paz ha mostrado interés en retomar los lazos con Estados Unidos, país al que considera uno de los “amigos” que podrían ayudar a resolver la escasez de combustibles en los primeros días de su Gobierno, que comenzará el 8 de noviembre. Paz ya mantuvo un contacto inicial con autoridades estadounidenses durante un viaje en septiembre.
Morales también señaló que la postura de Paz representa un cambio respecto a la política de casi 20 años del Movimiento al Socialismo (MAS), que él fundó y lideró. Criticó la gestión del presidente saliente, Luis Arce, atribuyendo al giro ideológico de su Gobierno y a ciertas decisiones económicas los resultados negativos recientes en Bolivia.
El expresidente insistió en que lo más importante para cualquier administración es trabajar en favor de la población más vulnerable. Destacó la necesidad de garantizar seguridad jurídica al sector privado, acceso a mercados externos y fortalecer los programas sociales y bonos para la gente humilde. No obstante, Morales advirtió que decisiones como permitir bases militares estadounidenses o la explotación de recursos estratégicos como el litio deberían someterse primero a consulta popular o referéndum.
Sobre la propuesta de Paz denominada ‘Capitalismo para todos’, Morales comentó que se trata de un enfoque contrario al socialismo del siglo XXI, impulsado durante su mandato. La iniciativa busca facilitar créditos a emprendedores, reducir impuestos y aranceles, eliminar trabas estatales y transferir el 50 % del presupuesto a los departamentos, promoviendo un modelo económico más descentralizado y orientado a la iniciativa privada.
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