Las exportaciones de petróleo de Venezuela promediaron 921 mil barriles por día (bpd) en noviembre, logrando el tercer promedio mensual más alto del año. Este desempeño ocurre en un contexto de creciente presión militar y económica por parte del gobierno de Estados Unidos, que ha amenazado con extender operaciones terrestres en el país y mantiene un cerco financiero contra sus activos.
La filial Citgo de PDVSA, con sede en Houston, sigue bajo la mira de acreedores que buscan liquidar deudas superiores a los 20 mil millones de dólares, en una disputa que evidencia los mecanismos de asfixia financiera utilizados contra la nación sudamericana. Pese a esta ofensiva, la industria petrolera estatal ha logrado mantener un flujo constante de crudo al mercado internacional.
Un factor clave para este resultado ha sido el aumento en el uso de diluyentes como la nafta, importada desde Rusia y suministrada también por Chevron bajo licencia estadounidense, para producir crudos exportables. Esto ha compensado la merma en la capacidad de procesamiento tras un incendio en una instalación clave el mes pasado.
China se consolidó una vez más como el principal destino del crudo venezolano, recibiendo alrededor del 80% del total exportado, equivalente a 746 mil bpd. En contraste, las ventas a Estados Unidos, realizadas a través de Chevron, aumentaron a 150 mil bpd, lo que muestra la compleja paradoja de las sanciones, que perjudican al pueblo pero no detienen ciertos negocios estratégicos para empresas estadounidenses.
Cuba, aliado político histórico de Venezuela, recibió 24 mil bpd de crudo y combustibles, un gesto de solidaridad y cooperación sur-sur que persiste a pesar del bloqueo. La presencia de buques militares estadounidenses en el Caribe no logró interrumpir las operaciones de importación y exportación durante el mes, según los registros.
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