La concentración convocada por el grupo fascista Núcleo Nacional frente al Congreso de los Diputados volvió a poner en evidencia el fortalecimiento de la extrema derecha violenta en España; unas 700 personas —entre neonazis, falangistas y franquistas— se reunieron este sábado en Madrid. La protesta, comunicada previamente a la Delegación del Gobierno, terminó con tres detenidos, uno de ellos menor de edad, tras disturbios y cargas policiales.
Durante la movilización se escucharon gritos de “Heil Hitler”, consignas racistas, fascistas y cánticos franquistas como Cara al sol, entonados por jóvenes enmascarados que marcharon con simbología neonazi. La concentración fue dirigida por Isabel Peralta, una activista neonazi previamente condenada por delito de odio, que alentó a los asistentes con un discurso xenófobo.
Núcleo Nacional, que se autodefine como un “movimiento patriótico y cristiano”, forma parte de un frente de organizaciones fascistas y ultraderechistas europeas, y ha sido señalado por su papel en las protestas violentas de Ferraz, donde participaron junto a grupos vinculados a Vox, Falange Española y Democracia Nacional. Investigaciones periodísticas han vinculado además a sus líderes —los hermanos Iván y David Rico Olivares, hijos de un exconcejal del Partido Popular— con la financiación y propaganda del movimiento.

¿Libertad de expresión y derecho a la manifestación para el fascismo?
El episodio ocurre en un contexto europeo de creciente coordinación transnacional de grupos neonazis, como los belgas de Nation, que ya han participado en actos de la extrema derecha española y en encuentros internacionales. La Policía Nacional mantiene abiertas líneas de investigación sobre las conexiones financieras y logísticas entre estos movimientos.
Diversos colectivos de memoria histórica y derechos humanos criticaron la permisividad del Estado frente a manifestaciones de carácter fascista y racista, y recordaron que la Ley de Memoria Democrática prohíbe actos de exaltación franquista. Pese a ello, en los últimos meses se han multiplicado las concentraciones ultras en distintas ciudades españolas, como la misa falangista celebrada en Sevilla la víspera de la protesta.
El discurso de odio, la impunidad política y la pasividad institucional parecen haber creado un caldo de cultivo que permite a grupos como Núcleo Nacional expandir su influencia entre los jóvenes. Las imágenes de centenares de personas gritando consignas neonazis frente al Congreso —epicentro de la democracia española— reflejan un fenómeno que trasciende lo anecdótico: la normalización del fascismo en el espacio público.
Fotografías: Redes












