La activista sueca Greta Thunberg denunció haber sido víctima de tortura física y psicológica por parte del Ejército israelí, luego de ser detenida cuando participaba en la flotilla humanitaria Global Sumud, que transportaba ayuda a la Franja de Gaza.
Según su testimonio, soldados encapuchados y fuertemente armados abordaron la embarcación en aguas internacionales. La tripulación fue llevada a la cubierta inferior, donde permaneció sentada y bajo vigilancia durante horas, en condiciones de calor extremo, mientras los militares destruían pertenencias y equipo a bordo.
Thunberg relató que fue separada del grupo al llegar a Israel, despojada de una camiseta con el lema «Palestina Libre», y forzada a usar otra con el mensaje «Descolonizar». Al bajar del barco, fue derribada por policías, quienes colocaron una bandera israelí cerca de ella y la pateaban cada vez que su cuerpo la rozaba. Afirmó que fue esposada con bridas y fotografiada por los guardias como si se tratara de una figura de exhibición.
Durante su traslado a prisión, Greta aseguró haber sido obligada a desnudarse mientras era grabada, y sometida a burlas y malos tratos. Denunció que los medicamentos de los detenidos fueron destruidos y que apenas les dieron agua o comida durante su reclusión.
La activista también criticó la falta de apoyo de la Embajada de Suecia en Israel, a quien notificaron sobre el abuso sufrido sin obtener una respuesta pública o diplomática contundente.
A pesar de todo, Thunberg subrayó que los miembros de la flotilla eran conscientes de los riesgos, y que su lucha continúa. Exigió justicia para Palestina y un cese al fuego que garantice derechos humanos reales y duraderos para su pueblo.
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