Hambruna en Gaza fue predecible y provocada: datos oficiales exponen política de inanición

Cifras oficiales revelan que el gobierno israelí restringió el ingreso de alimentos por debajo del mínimo vital, generando una crisis humanitaria.

Una investigación del diario británico The Guardian confirma que la hambruna en Gaza fue provocada por decisiones deliberadas del gobierno israelí. Documentos y registros oficiales muestran que entre marzo y junio de 2025, Israel permitió el ingreso de solo 56 mil toneladas de alimentos, una cifra que representa menos de una cuarta parte de lo necesario para alimentar a la población del enclave palestino.

Desde hace años, Israel calcula con precisión cuántas calorías necesita cada persona en Gaza para sobrevivir. Según datos de COGAT, la agencia militar israelí que regula los suministros a los territorios ocupados, cada habitante requiere al menos 2,279 calorías diarias, o el equivalente a 1.836 kilogramos de alimentos por mes. No obstante, el volumen de ayuda permitido actualmente no alcanza ni ese mínimo humanitario.

La crisis alimentaria se agravó entre marzo y abril, cuando Gaza estuvo bajo asedio total, sin que entrara ningún suministro. A pesar de que en mayo el primer ministro Benjamin Netanyahu anunció una reapertura parcial ante la presión internacional, la ayuda sigue siendo insuficiente.

El informe más reciente de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), respaldado por la ONU, confirma que la entrega de alimentos es “altamente inadecuada”. El Comité de Revisión de la Hambruna, un organismo independiente, fue tajante: incluso con una distribución perfecta, la cantidad de alimentos autorizada no evitaría una catástrofe.

La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Israel y Estados Unidos, ha sido señalada como una solución logística fallida. Según el informe, sus planes no detendrían la hambruna ni siquiera en condiciones óptimas, y mucho menos bajo el contexto de violencia y bloqueo actual.

Además, los lanzamientos aéreos de ayuda —presentados por algunos gobiernos occidentales como respuesta urgente— han resultado ineficaces, costosos y mortales. En el último año, al menos 17 personas murieron intentando recuperar comida lanzada desde el aire. En total, más de 100 vuelos solo entregaron el equivalente a cuatro días de alimentos, con un presupuesto que habría bastado para miles de camiones de ayuda terrestre.

Organismos de derechos humanos en Israel, como B’Tselem, han denunciado esta semana el uso del hambre como arma de guerra, afirmando que existe una “política oficial y abiertamente declarada” de inanición masiva. La acusación es clara: Israel sabe cuánta comida necesita la población de Gaza, y aún así limita su entrada muy por debajo de ese umbral.

Frente a estos datos, la comunidad internacional no puede seguir culpando a la logística o a terceros actores. La hambruna en Gaza es una consecuencia directa de decisiones de Estado, y tanto Israel como sus aliados —incluidos Estados Unidos y Reino Unido— deben asumir la responsabilidad de esta tragedia humanitaria.

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