La infancia en la Franja de Gaza está siendo profundamente marcada por las consecuencias de la ofensiva israelí que se ha prolongado durante los últimos dos años. Según informes recientes del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA), el número de niños heridos es alarmante, y muchos de ellos enfrentan secuelas permanentes que van desde discapacidades físicas hasta traumas psicológicos severos.
La organización, a través de sus canales oficiales, ha hecho énfasis en que numerosos menores han perdido extremidades o desarrollado discapacidades que cambiarán el curso de sus vidas para siempre. Estos casos requieren no solo atención médica urgente, sino también un enfoque humanitario integral que les permita reconstruir su cotidianidad y salud mental en un entorno cada vez más hostil.
Uno de los testimonios que la UNRWA dio a conocer fue el de una niña de seis años que perdió una pierna durante un bombardeo. La pequeña relató, en un tono que refleja confusión y dolor, cómo se enteró de su amputación en el hospital. Este caso, según el organismo, ilustra el sufrimiento diario que viven miles de menores en Gaza.
Además de la crisis sanitaria, la UNRWA ha expresado profunda preocupación por la situación del sistema educativo en la zona. Con más de 8.000 docentes dispuestos a retornar a sus aulas, la destrucción de cientos de escuelas y la conversión de muchas de ellas en refugios improvisados representan un obstáculo mayor para la reanudación de clases.
El organismo de la ONU recalca que los niños han estado privados del derecho a la educación durante un largo periodo, lo que no solo limita su desarrollo académico, sino que también afecta su estabilidad emocional y social. La falta de espacios seguros y adecuados para el aprendizaje contribuye al deterioro del tejido social en Gaza.
Frente a este panorama, la UNRWA ha reiterado su llamado a la comunidad internacional para que incremente el apoyo humanitario. La agencia destaca que más de 68.000 personas han muerto como resultado directo de la ofensiva en Gaza, lo que agrava aún más la situación general de los habitantes, especialmente de los más jóvenes.
La organización mantiene operativos sus equipos en terreno, brindando servicios de salud, apoyo psicosocial y asistencia educativa, pese a las limitaciones impuestas por el conflicto.
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