El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil se acerca a un veredicto crucial en el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro, acusado de liderar un complot para mantenerse ilegalmente en el poder tras perder las elecciones de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
En la sesión del martes, dos de los cinco magistrados que deben pronunciarse —Alexandre de Moraes y Flávio Dino— votaron a favor de declararlo culpable, lo que deja al exmandatario a un solo voto de la condena. El proceso continuará durante la semana y podría marcar un precedente histórico: nunca antes un expresidente y altos mandos militares habían enfrentado un juicio por conspirar contra el orden democrático.
De Moraes, considerado uno de los principales adversarios de Bolsonaro, sostuvo durante cinco horas de alegato que el líder ultraderechista “construyó una organización criminal para intentar un golpe de Estado”, mediante acciones que incluyeron desacreditar el sistema electoral, redactar un decreto para suspender los resultados y alentar los disturbios del 8 de enero de 2023 en Brasilia. “Esto fue un borrador de decreto para un golpe de Estado”, sentenció.
Bolsonaro, quien permanece bajo arresto domiciliario y con un brazalete electrónico, no asistió a la audiencia. Sus abogados insisten en que nunca se ejecutó ningún plan golpista y que el expresidente ordenó una transición pacífica. “La planeación no es ejecución”, argumentó su defensor Celso Vilardi, quien asegura que el proceso tiene motivaciones políticas.
El exmandatario enfrenta cinco cargos, entre ellos intento de golpe de Estado, participación en organización criminal armada y destrucción de propiedad estatal. Una condena por el primero de ellos implicaría hasta 12 años de prisión.
El veredicto final podría conocerse en los próximos días, salvo que alguno de los jueces solicite más tiempo para revisar el caso, lo que retrasaría la decisión hasta 90 días. Sin embargo, especialistas judiciales consideran poco probable que el proceso se extienda tanto.
De confirmarse la culpabilidad, el Supremo no solo sellaría el destino judicial de Bolsonaro, sino que también enviaría un mensaje histórico en defensa del Estado de derecho en Brasil.
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