En una muestra más de la creciente teatralización política, la Casa Blanca publicó una imagen del presidente Donald Trump vestido como ‘Superman’, acompañado por palabras como “Verdad”, “Justicia” y “El camino americano”. La leyenda lo define como “El símbolo de la esperanza”.
La imagen, creada mediante inteligencia artificial, no es la primera en la que Trump se retrata a sí mismo en roles de poder casi divinos. Apenas hace dos meses, el presidente se presentó vestido de papa en la red social Truth Social, afirmando que “sería un gran papa” y que “nadie lo haría mejor” que él.
Estas autoproclamaciones y las imágenes fabricadas con IA, lejos de acercar a Trump al electorado, reflejan un preocupante culto a la personalidad que difumina los límites entre la realidad política y la fantasía heroica. En un momento en que Estados Unidos enfrenta desafíos reales —desde crisis económicas hasta tensiones sociales y políticas—, la administración parece preferir la construcción de un relato mesiánico basado en símbolos ficticios, en lugar de soluciones concretas.
Resulta llamativo que esta estrategia mediática coincida con el estreno de una nueva película de ‘Superman’, lo que plantea si la Casa Blanca intenta aprovechar el simbolismo del superhéroe para blindar la imagen de un mandatario que, para muchos, está lejos de encarnar los valores que promociona.
La política estadounidense y sus ciudadanos merecen más que fantasías digitales y autohomenajes.
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