Lucía Topolansky, viuda del expresidente José “Pepe” Mujica, revela que aunque Mujica evitaba hablar de su legado, ella encontró entre sus papeles una frase que define su pensamiento:
“El mejor legado para los compañeros es que sigan luchando”
Esta expresión refleja su compromiso constante con la militancia y la resistencia política.
Para Topolansky, el legado más importante que Mujica dejó no es solo una herencia tangible, sino su capacidad para conectar con personas de distintos orígenes sociales, desde empresarios hasta trabajadores rurales. Esta habilidad le permitió comprender la realidad con mayor amplitud y profundidad, un rasgo que marcó toda su trayectoria.
Ella sostiene que esa amplitud de miras es el principal legado de Mujica, evidenciado en la multitudinaria despedida que reunió a gente de todas las clases sociales, un reflejo del respeto y la influencia que logró a lo largo de su vida.
Además, Mujica se preocupaba porque la militancia no dependiera de figuras individuales y que la lucha continuara más allá de su presencia. Por eso, la alegría que sintió con la reciente victoria del Frente Amplio, que significó una renovación política con Yamandú Orsi al frente, representó para él la tranquilidad de que su causa seguía viva.
Para Topolansky, ese llamado a la continuidad en la lucha política y social es el legado más valioso que Mujica dejó para futuras generaciones. La verdadera herencia es que los militantes mantengan viva la pasión y el compromiso con la transformación del país.
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