El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió con firmeza al creciente interés de Estados Unidos por los minerales estratégicos del país suramericano, al recalcar que cualquier empresa extranjera que busque explorar estos recursos deberá someterse estrictamente al control y las leyes del Gobierno federal.
Durante una alocución desde Río de Janeiro, Lula subrayó que minerales como el litio, el titanio, el tantalio, el niobio y las tierras raras —clave en la producción de tecnologías modernas como baterías, paneles solares y componentes aeroespaciales— “pertenecen al pueblo brasileño” y no pueden ser comercializados sin autorización oficial. Advirtió el mandatario:
“Debemos autorizar a la empresa a investigar bajo nuestro control. Una vez que autorizamos y encuentra algo, no puede venderlo sin consultar al Gobierno, y mucho menos vender el área que contiene el mineral”.
Brasil, que posee la segunda mayor reserva de tierras raras del mundo, se ha convertido en un foco de interés geoestratégico, especialmente por parte de Estados Unidos, que busca reducir su dependencia de los suministros minerales provenientes de China. Sin embargo, Lula criticó haberse enterado del interés estadounidense “por la prensa”, e insistió en que la explotación de estos recursos será decidida soberanamente.
Como parte de su estrategia, el presidente anunció la creación de una comisión especial encargada de realizar un inventario nacional de las riquezas minerales contenidas en el suelo y subsuelo brasileños. La medida busca fortalecer la participación del Estado en sectores considerados clave para la “economía del futuro”, sentenció Lula:
“Porque [el mineral] es nuestro. Pertenece a un pueblo llamado ‘pueblo brasileño’. Y el pueblo brasileño debe tener derecho a disfrutar de la riqueza que estos recursos pueden producir. Así de simple”.
Tensiones comerciales con EE.UU.
El mandatario también abordó las recientes tensiones diplomáticas con Washington, derivadas de la imposición de aranceles del 50 % a productos brasileños por parte del presidente Donald Trump. Aunque lamentó la medida, Lula aseguró que Brasil sigue dispuesto al diálogo:
“¿Hay diferencias? Sí. Sentémonos a la mesa, dejemos las diferencias de lado e intentemos resolverlas”.
Con esta postura, Lula refuerza una política nacionalista en torno a los recursos naturales, apostando por una explotación responsable y soberana, mientras mantiene abierta la puerta a alianzas internacionales en condiciones que respeten la soberanía y el interés público brasileño.
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