El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró que está dispuesto a mantener un diálogo civilizado con Donald Trump durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York. No obstante, subrayó que el republicano, aunque es el presidente de Estados Unidos, “no es el emperador del mundo”.
En entrevista con la BBC, Lula señaló que no tiene ningún problema personal con Trump y que lo saludará si se encuentran, pero exigió que la relación bilateral se base en el respeto mutuo. El mandatario recordó que su gobierno fue objeto de medidas comerciales que considera injustas, como un impuesto sobre las tecnológicas, el cual calificó de “inaceptable” al haber sido filtrado a la prensa antes de cualquier negociación formal.
El líder brasileño también criticó el comportamiento de Trump en el ámbito internacional, acusándolo de haber debilitado el respeto hacia las instituciones democráticas y de respaldar a figuras antidemocráticas en distintos países. Aun así, aclaró que estas diferencias no afectan la relación entre ambos Estados, pues lo importante son los intereses nacionales y no la afinidad ideológica.
Para Lula, la diplomacia exige responsabilidad presidencial más allá de la política interna. Recalcó que su deber es relacionarse con el presidente que el pueblo estadounidense elija, y que lo mismo debe ocurrir en sentido inverso, independientemente de las simpatías de Trump hacia Jair Bolsonaro.
El mandatario también reivindicó la soberanía de Brasil, recordando que su país no se involucra en conflictos bélicos desde hace casi dos siglos, y que su interés actual es mantener un vínculo respetuoso con Washington. Sin embargo, advirtió sobre declaraciones que considera ofensivas hacia su nación, como las del senador Marco Rubio, quien anunció sanciones y la posible revocación de visas a jueces brasileños tras la condena de Jair Bolsonaro a 27 años de prisión por liderar un plan golpista.
Con estas palabras, Lula busca marcar distancia de Trump y reafirmar que Brasil exigirá respeto en el escenario internacional, a la vez que abre la puerta a un diálogo pragmático en la próxima cumbre global.
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