El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, confirmó que mantuvo una comunicación telefónica con el mandatario estadounidense Donald Trump, una conversación que —según explicó— ocurrió en un ambiente caracterizado por el respeto y un tono inesperadamente cordial, pese al clima de tensión entre ambos gobiernos.
De acuerdo con información conocida públicamente, el intercambio se habría realizado alrededor del 21 de noviembre, luego de que la Casa Blanca estableciera contacto directo con el Palacio de Miraflores. Durante una transmisión oficial, Maduro relató que recibió la llamada de forma sorpresiva y señaló que evita comentar asuntos sensibles hasta que existe un mínimo de certeza diplomática. Por ello, dijo, mantuvo prudencia antes de confirmar el hecho.
El mandatario venezolano explicó que, desde su experiencia como excanciller y actual jefe de Estado, considera que ciertas gestiones deben manejarse con discreción hasta que tengan un rumbo claro. Destacó que, si la llamada representa un paso hacia un diálogo bilateral, su gobierno está dispuesto a impulsar canales que prioricen la diplomacia, el respeto mutuo y la búsqueda de estabilidad regional.
Maduro insistió en que Venezuela tiene disposición a retomar un diálogo estructurado con Estados Unidos y subrayó que su expectativa es avanzar hacia condiciones que favorezcan la paz, la independencia y la dignidad del país.
La existencia de la llamada también fue reconocida días después por Donald Trump, quien, durante un encuentro con la prensa, confirmó haber conversado con Maduro, aunque evitó revelar detalles o profundizar en el contexto del intercambio.
Fuentes consultadas por medios estadounidenses han señalado que la comunicación se habría realizado para evaluar la posibilidad de una reunión presencial en territorio norteamericano. Sin embargo, hasta ahora no existe un acuerdo concreto ni hay señales públicas de que las conversaciones hayan avanzado.
La confirmación del contacto ocurre en medio de un momento especialmente tenso entre Caracas y Washington. En días recientes, el gobierno estadounidense ordenó a pilotos y aerolíneas evitar el espacio aéreo venezolano, reforzando las advertencias vinculadas a la crisis de conectividad y seguridad en la región.
Por su parte, Maduro ha denunciado reiteradamente lo que califica como agresiones continuas por parte de Estados Unidos, entre ellas una campaña de presión política y militar que, afirma, ha puesto a prueba al país durante más de 22 semanas. Según su versión, este periodo ha evidenciado un sentimiento de defensa nacional fortalecido y la movilización de más de seis millones de milicianos comprometidos con la protección del territorio.
El escenario se complica aún más con la operación militar estadounidense “Lanza del Sur”, desplegada desde agosto de 2025 en el Caribe y el Pacífico, oficialmente para combatir redes de narcotráfico. No obstante, organismos internacionales han expresado preocupación por las acciones letales vinculadas a estos operativos, señalando indicios de ejecuciones extrajudiciales que podrían vulnerar el derecho internacional.
En este contexto, la llamada entre Maduro y Trump representa un movimiento inesperado, pero potencialmente significativo, en el complejo tablero político entre ambos países. Aunque los detalles permanecen reservados, el contacto abre una ventana —aún incierta— hacia posibles recomposiciones diplomáticas.
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