Berlín y París refuerzan su coordinación estratégica en respuesta a los nuevos aranceles que Estados Unidos planea aplicar a productos de la Unión Europea a partir del 1 de agosto. El canciller alemán Friedrich Merz y el presidente francés Emmanuel Macron se reunieron en la capital alemana para diseñar una postura común frente a la creciente presión comercial proveniente de Washington.
El encuentro se llevó a cabo en la Villa Borsig, con una agenda centrada en la defensa conjunta, la cooperación bilateral y la política internacional. El contexto de fondo: la ofensiva arancelaria liderada por la administración de Donald Trump, que amenaza con impactar severamente a los sectores industriales europeos.
Durante la reunión, Macron hizo énfasis en la necesidad de una respuesta coordinada entre las principales capitales europeas, especialmente con Roma, Berlín y Bruselas, para enfrentar este desafío comercial. Desde su perspectiva, la estabilidad en los intercambios depende de mantener aranceles reducidos y negociaciones abiertas.
Merz, por su parte, dejó entrever que podrían concretarse decisiones relevantes en el corto plazo, particularmente en las tratativas entre la Comisión Europea y la Casa Blanca. Entre los posibles avances, se baraja una propuesta estadounidense de reducir aranceles del 30% al 15%, aunque esto aún está en etapa de exploración.
Los programas de defensa compartida ocuparon un lugar clave en la conversación. Ambos líderes evaluaron el estancamiento del proyecto FCAS (Sistema de Combate Aéreo del Futuro), una iniciativa trilateral entre Alemania, Francia y España que enfrenta tensiones por el reparto industrial. Francia, a través de Dassault, busca un mayor control, mientras Alemania y España abogan por un esquema más equitativo.
Macron reafirmó su interés en seguir colaborando en defensa, incluyendo también el MGCS (Sistema de Combate Terrestre Principal), que proyecta la creación de un tanque de nueva generación. Para ambos líderes, estos proyectos representan no solo una inversión en seguridad, sino también en soberanía tecnológica europea.
Otro eje central fue el respaldo a Ucrania frente a la invasión rusa. Alemania y Francia impulsan, junto con otros socios europeos como Polonia y Reino Unido, una agenda común para fortalecer las capacidades defensivas de la OTAN, incluyendo la posible entrega de sistemas antiaéreos Patriot a Kiev, aunque persiste una alta dependencia de la tecnología estadounidense.
En el terreno energético, surgieron diferencias estratégicas. Francia busca que Alemania reconozca la energía nuclear como alternativa climáticamente viable, un enfoque históricamente rechazado por Berlín. Sin embargo, la administración conservadora de Merz podría estar dispuesta a revisar esa postura, abriendo paso a una política más inclusiva en el uso de energías bajas en emisiones.
El encuentro sirvió como antesala a dos importantes cumbres bilaterales programadas para finales de agosto: una reunión del Consejo de Ministros franco-alemán y un encuentro centrado en temas de defensa en Tolón, Francia. Ambos líderes acordaron mantener una coordinación estrecha en un escenario geopolítico cada vez más incierto, con desafíos comerciales y estratégicos que amenazan la estabilidad del bloque europeo.
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