8 DE JULIO DE 2025. Moscú ha reaccionado oficialmente a la confirmación de nuevos envíos de armas de Estados Unidos a Ucrania, una medida que, según el Kremlin, no contribuye a la resolución pacífica del conflicto en curso. Las declaraciones del portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, evidencian una postura de clara preocupación ante lo que considera un constante flujo de armamento hacia Kiev por parte de Washington y la Unión Europea, destinado a ser utilizado contra las fuerzas militares rusas. Esta confirmación llega después de un periodo de incertidumbre sobre la continuidad de dichos envíos, en un contexto de declaraciones contradictorias.
Esta mañana, el portavoz de la presidencia de Rusia, Dmitri Peskov, declaró que el gobierno ruso se encuentra enterado de que EE.UU. y la Unión Europea continúan alimentando el arsenal de Ucrania para ser utilizado contra la milicia rusas, lo que, a su juicio “no abona a una solución pacífica del conflicto”.
Según declaró el ministro, hasta el momento no se contaba con una certidumbre sobre si los envíos de armas se habían detenido o si habían continuado, debido a la constante contradicción de las declaraciones emitidas. Sin embargo, a partir de las declaraciones más recientes, a Rusia ya no le queda duda de la continuidad de la colaboración armamentista entre Washington y Kiev, misma que se orienta “en todos los sentidos a la continuación de los combates”.
Ayer 7 de julio, el portavoz del Pentágono Sean Parnell anunció que, tras revisar el stock armamentista, el Pentágono preparó un arsenal para enviarse a Ucrania, bajo las órdenes de Donald Trump.
La postura de Moscú subraya la creciente tensión en el escenario geopolítico, donde la asistencia militar a Ucrania por parte de Occidente es vista como un factor que perpetúa el conflicto. La reciente confirmación de nuevos envíos de armas por parte de Estados Unidos, bajo órdenes directas de la administración Trump, elimina cualquier duda sobre la continuidad de esta colaboración armamentista. Este panorama sugiere un endurecimiento de las posturas y una menor probabilidad de una solución negociada a corto plazo, mientras ambas partes se preparan para un conflicto prolongado.
La relación entre la administración Trump y el gobierno de Vladimir Putin se ha caracterizado por una búsqueda de diálogo, a pesar de las complejidades y tensiones existentes. Desde que Donald Trump asumió la presidencia en enero de 2025, ha habido una intensificación de los contactos entre los departamentos de ambos gobiernos.
Si bien Trump ha expresado su deseo de mejorar las relaciones y resolver el conflicto en Ucrania, las recientes conversaciones telefónicas con Putin han revelado diferencias significativas. Trump ha amenazado con imponer aranceles a los países alineados con el grupo BRICS (que incluye a Rusia) y ha criticado los continuos ataques rusos en Ucrania, llegando a expresar su descontento con las acciones de Putin. Por su parte, Rusia ha manifestado su disposición al diálogo, pero insiste en sus propios términos para un cese al fuego en Ucrania, incluyendo el fin del apoyo militar occidental.
La situación se mantiene volátil, con ambos líderes buscando puntos en común mientras persisten los desacuerdos fundamentales, especialmente en lo referente a Ucrania y la imposición de sanciones.
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