Mientras que desde Washington se envían señales de apertura y se plantea una eventual reunión entre los mandatarios de Estados Unidos y China, el gobierno de Pekín no muestra intención de ceder en el conflicto comercial. Las autoridades chinas dejaron claro que están dispuestas a mantener la confrontación arancelaria hasta las últimas consecuencias, aunque mantienen la puerta abierta al diálogo.
En contraste, desde el gobierno estadounidense se comunicó que la aplicación de aranceles del 100 % a productos chinos será pospuesta, al menos hasta que se concrete el esperado encuentro entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, durante la próxima cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico que se celebrará en Corea del Sur.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, explicó que durante el fin de semana reciente hubo contacto entre ambas delegaciones, y que existen expectativas de más reuniones en los próximos días. Según indicó, estos intercambios han ayudado a una desescalada significativa en las tensiones comerciales.
Por su parte, un vocero del Ministerio de Comercio chino reiteró que la política de su país no ha cambiado respecto a los aranceles. Subrayó que, si bien China está dispuesta a negociar, no dudará en sostener la lucha si Estados Unidos insiste en continuar con las medidas restrictivas.
El origen de este conflicto se remonta a febrero, cuando el gobierno estadounidense aplicó un arancel inicial del 10 % a todas las importaciones chinas. Esta medida provocó una serie de respuestas escalonadas por parte de ambas naciones. En cuestión de meses, los aranceles estadounidenses llegaron hasta 145 %, mientras que los chinos alcanzaron el 125 % en productos estadounidenses.
Posteriormente, en mayo, y tras negociaciones bilaterales en Ginebra, ambos países acordaron una reducción progresiva de aranceles durante un periodo de 90 días. Como resultado, Estados Unidos disminuyó sus tasas al 30 %, y China redujo las suyas al 10 %.
A pesar de estos avances temporales, la retórica actual evidencia que las diferencias siguen marcadas. La relación comercial, si bien no está completamente deteriorada, dependerá en gran medida del tono y los resultados del próximo encuentro entre Trump y Xi Jinping.
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