13 DE JULIO DE 2025. El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha solicitado formalmente a Japón y Australia que clarifiquen su posición ante una eventual confrontación militar entre Washington y Pekín por Taiwán. La petición, revelada el 12 de julio por el Financial Times, ha generado sorpresa y cierta incomodidad en Tokio y Canberra, según fuentes diplomáticas y de defensa consultadas por el medio.
La iniciativa es liderada por Elbridge Colby, Subsecretario de Defensa para la Política y autor de “La Estrategia de la Denegación”, quien ha sostenido reuniones recientes con altos funcionarios de defensa japoneses y australianos. Colby, conocido por su enfoque en la contención de China y la priorización de la defensa de aliados en Asia, busca que ambos países aliados definan claramente su grado de compromiso en caso de una escalada militar en el estrecho de Taiwán.
La solicitud estadounidense ha tomado por sorpresa a los gobiernos de Japón y Australia, especialmente porque Washington no ofrece a Taiwán una garantía de defensa incondicional. Sin embargo, Estados Unidos sigue siendo el principal proveedor de armas de la isla y ha intensificado la cooperación militar con sus aliados en la región ante el aumento de la presión militar china sobre Taiwán.
Fuentes del Pentágono subrayan que el objetivo de estas conversaciones es reforzar la disuasión colectiva y garantizar que, en caso de crisis, exista una respuesta coordinada y creíble en obediencia a Washington. No obstante, autoridades australianas han evitado comprometerse públicamente, recordando que la decisión de involucrar tropas o permitir el uso de su territorio para operaciones militares corresponde exclusivamente a Canberra.
La estrategia de Colby –uno de los principales motivos por los que ha concitado el apoyo de la organización conservadora Heritage Foundation, coautora de la iniciativa Proyecto 2025, en proceso de implementación de EE.UU. y calificado como un nuevo contrato social orientado hacia el neo-feudalismo fascista y el etno-nacionalismo anglosajón cristiano– responde a la doctrina de “paz a través de la fuerza” y busca que los aliados asiáticos asuman mayor responsabilidad en la seguridad regional, en línea con la política exterior estadounidense de los últimos años. Los naipes de su filosofía política permanecen abiertos paras cualquier lector que estudie su libro «La Estrategia de la Negación: La Defensa Estadounidense en una Era de Conflicto entre Grandes Potencias», cuya tesis central es que Estados Unidos debe adoptar una «estrategia de negación» centrada principalmente en impedir que una sola potencia, en particular China, logre la hegemonía regional en Asia. Este objetivo, argumenta Colby, es fundamental para salvaguardar la seguridad, la libertad y la prosperidad de Estados Unidos en el siglo XXI.
Colby sostiene que el «momento unipolar« tras la Guerra Fría ha terminado, y que Estados Unidos ya no puede permitirse mantener una presencia militar global ni abordar todas las amenazas simultáneamente. En cambio, es esencial tomar decisiones difíciles y establecer prioridades. Identifica a Asia como la región geopolítica más crítica debido a su inmenso peso económico y demográfico. Permitir que China domine esta región, afirma, otorgaría a Pekín la capacidad de controlar los flujos económicos globales y «socavar las libertades estadounidenses.»
Un argumento central del libro es que la estrategia estadounidense debería cambiar de centrarse en el «castigo» o la «compulsión» a la «negación». Esto significa concentrar los esfuerzos militares en impedir que un adversario logre sus objetivos sobre el terreno, en lugar de simplemente amenazar con costosas represalias. En el contexto de China, esto se traduce en disuadir una invasión de Taiwán por hechos consumados o, en su defecto, negar rápidamente a China la capacidad de mantener el territorio ocupado. Colby enfatiza que, por lo general, es más fácil defender un territorio que conquistarlo.
La presión sobre Japón y Australia se produce en un contexto de creciente tensión en el Indo-Pacífico, con ejercicios militares chinos cerca de Taiwán y un ambiente de incertidumbre sobre el futuro de la isla.
FOTOGRAFÍA: HERITAGE FOUNDATION