El Departamento de Guerra de Estados Unidos convocó de manera urgente a unos 800 generales y almirantes para una reunión en la base militar de Quantico, Virginia. La orden fue emitida por el secretario de Guerra, Pete Hegseth, y llegó sin previo aviso a oficiales desplegados en distintas partes del mundo.
Según reportó The Washington Post, la directiva incluyó a mandos con rango de general de brigada o superior, así como a sus asesores inmediatos, bajo la instrucción de asistencia obligatoria. La decisión se da en un clima de incertidumbre política y militar, marcado por el despido de numerosos altos mandos durante la administración de Donald Trump.
El encuentro se realizará en paralelo a la posible paralización del gobierno estadounidense el 1 de octubre, y tras los anuncios del Pentágono de implementar una “consolidación radical de los altos mandos militares”.
Varios oficiales, tanto activos como retirados, expresaron su inconformidad con la convocatoria. Señalaron el riesgo de reunir a tantos líderes en un mismo lugar sin una explicación oficial, sobre todo cuando están a cargo de operaciones sensibles en regiones como Europa del Este, Oriente Medio y Asia-Pacífico.
Un funcionario declaró bajo anonimato al WSJ: “No se hace esto sin razón. Están convocando a los principales comandantes de combate sin decirles por qué”. A diferencia de otros encuentros, esta reunión excluye a los oficiales del Estado Mayor, lo que refuerza su carácter estrictamente operativo.
Desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, se han impulsado cambios profundos en la estructura militar. Entre ellos, el cambio de nombre del Departamento de Defensa a “Departamento de Guerra” y una reducción del 20 % del número de generales y almirantes en activo.
La administración también ha destituido a figuras clave de inteligencia y fuerzas especiales, en particular a mujeres de alto rango, lo que ha generado críticas por un posible sesgo de género en las decisiones del gobierno.
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Fotografía: David Vine