La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) informó que fue víctima de un ataque cibernético dirigido a interrumpir su operatividad, hecho que atribuye a intereses extranjeros alineados con la política de presión de Estados Unidos contra el sector energético del país.
De acuerdo con la empresa, el objetivo del ataque era afectar el funcionamiento de la industria petrolera, una de las principales fuentes de ingresos de Venezuela. Sin embargo, la compañía aseguró que la producción y distribución de crudo no se vieron comprometidas, gracias a la rápida respuesta de su personal técnico.
PDVSA explicó que la ofensiva digital logró impactar únicamente sistemas administrativos, sin generar consecuencias en las áreas operativas ni en el suministro de combustibles para el mercado interno. La estatal subrayó que se activaron protocolos de seguridad que permitieron mantener las exportaciones y los compromisos internacionales.
Desde el Gobierno venezolano se interpreta este hecho como parte de una estrategia más amplia de presión y hostigamiento por parte de Washington, orientada —según Caracas— a debilitar la soberanía energética del país y apropiarse de sus recursos petroleros.
La denuncia ocurre días después de la incautación de un buque petrolero venezolano en el mar Caribe por parte de Estados Unidos, un episodio que elevó la tensión diplomática entre ambos países. El Ejecutivo de Nicolás Maduro calificó esa acción como un acto de piratería internacional, al considerar que se trató de una confiscación ilegal de crudo venezolano.
En respuesta, las autoridades venezolanas anunciaron que acudirán a instancias internacionales para denunciar tanto el ciberataque como la retención del buque, al considerar que se trata de agresiones directas contra la economía nacional.
Informes internacionales señalan que la incautación del petrolero provocó un efecto inmediato en las exportaciones, ya que varios buques cisterna cambiaron su rumbo para evitar sanciones o detenciones, lo que habría dejado millones de barriles varados en aguas venezolanas.
Mientras Washington justifica sus acciones bajo el argumento de combatir el contrabando y el narcotráfico, Caracas sostiene que el verdadero objetivo es forzar un cambio político y debilitar al gobierno de Maduro, en un contexto de sanciones económicas y despliegue militar en el Caribe.
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