2 DE JULUO DE 2025. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha hecho un anuncio de gran calado internacional: la inminente firma del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), el cual calificó como «el mayor acuerdo comercial de la historia». Esta declaración, reaviva las expectativas sobre la culminación de un pacto que lleva más de dos décadas en negociaciones y que promete reconfigurar las dinámicas del comercio global. Esto, ante la inminente reunión de los miembros del Mercosur en Buenos Aires a partir de mañana jueves 3 de julio, donde Lula asumirá la presidencia pro-tempore por lo que resta del año.
El Mercosur, o Mercado Común del Sur, es un bloque económico conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (con Venezuela suspendida y Bolivia en proceso de adhesión). Su objetivo principal es la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre sus miembros, así como la adopción de una política comercial común frente a terceros estados o agrupaciones de estados. Es una de las uniones aduaneras más importantes del mundo y representa una parte significativa del PIB y la población de América Latina.
El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea es un pacto de libre comercio integral que busca eliminar aranceles y barreras no arancelarias para una amplia gama de productos industriales y agrícolas. Además, abarca áreas como servicios, inversiones, propiedad intelectual, compras públicas, desarrollo sostenible y cooperación. Su propósito es fomentar el comercio bilateral, impulsar el crecimiento económico y crear nuevas oportunidades para empresas de ambos bloques, representando un mercado combinado de más de 700 millones de personas y 27 mil millones de dólares, lo que equivale a casi una cuarta parte del PIB mundial.
El anuncio de Lula, quien ha impulsado activamente la conclusión del acuerdo, sugiere que las principales trabas, especialmente las relacionadas con aspectos medioambientales y agrícolas, podrían estar cerca de superarse. La materialización de este pacto no solo significaría un impulso económico para ambas regiones, sino también un fortalecimiento del multilateralismo y una señal de apertura comercial en un momento de crecientes tensiones geopolíticas. La firma de este «mega-acuerdo» marcaría un hito en las relaciones transatlánticas, consolidando una alianza estratégica sin precedentes entre dos de los bloques económicos más relevantes del planeta.
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