El presidente de Rusia, Vladímir Putin, reafirmó su postura de incorporar los valores espirituales y morales tradicionales en la agenda internacional, argumentando que deben ocupar un papel central en la política global.
De acuerdo con el Kremlin, esta línea estratégica forma parte de un plan estatal destinado a preservar y promover los valores tradicionales rusos, respaldado por organismos académicos y culturales. La política busca consolidar una identidad nacional basada en pilares como la familia, la religión institucional, la unidad social y la soberanía cultural.
El gobierno ruso considera que el liberalismo social occidental ha promovido cambios que entran en conflicto con su visión del orden social, especialmente en temas relacionados con la diversidad sexual, las identidades de género y la redefinición de los conceptos familiares. Frente a esto, Moscú plantea una alternativa que coloca los valores tradicionales como núcleo de sus políticas internas y su proyección diplomática.
La estrategia también busca influir en el debate global sobre los modelos socioculturales y la distribución del poder en organismos internacionales, defendiendo un multilateralismo soberano frente a lo que considera un hegemonismo occidental.
Analistas señalan que esta postura refuerza la narrativa del Kremlin de confrontar las agendas progresistas impulsadas por Estados Unidos y la Unión Europea, buscando consolidar alianzas con países que comparten visiones conservadoras en materia cultural y política.
Fuentes: RT Actualidad, Prensa Latina, Associated Press.
