Tensa calma en Estambul: Rusia y Ucrania pactan nuevo canje de prisioneros, pero sin horizonte de paz

A pesar de la presión internacional, la tercera ronda de negociaciones entre Moscú y Kiev concluyó con un acuerdo limitado y expectativas no cumplidas

Rusia y Ucrania lograron este miércoles un nuevo acuerdo para el intercambio de prisioneros —incluyendo por primera vez a civiles— durante su tercera reunión oficial de negociaciones en Estambul. No obstante, el breve encuentro, que duró apenas una hora, evidenció el estancamiento del proceso de paz y la persistencia de posturas irreconciliables entre ambas partes.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski celebró el acuerdo como un triunfo humanitario parcial. “Más de mil personas han regresado ya a casa gracias a estos intercambios. Hoy, combatientes heridos y enfermos críticos tendrán una nueva oportunidad de vida”, declaró en redes sociales. Las cifras exactas del nuevo canje no fueron reveladas, aunque fuentes cercanas al proceso estiman que podrían ser liberadas hasta 1,200 personas por bando, además de miles de cadáveres de soldados caídos.

El gesto, sin embargo, apenas disimula la falta de avances sustantivos hacia un cese de hostilidades. Las delegaciones, encabezadas por Rustem Umerov por Ucrania y Vladímir Medinski por Rusia, no lograron ningún acuerdo político concreto, ni trazaron una hoja de ruta hacia una tregua. Una vez más, los contactos se limitaron a medidas humanitarias, mientras los frentes de combate siguen activos.

Canjes sí, tregua no

El Kremlin propuso formar tres grupos de trabajo binacionales —militar, político y humanitario— que operarán a distancia mediante plataformas telemáticas. Kiev, por su parte, solicitó una nueva reunión en agosto y reiteró su exigencia de repatriar a los menores trasladados forzosamente a territorio ruso desde zonas ocupadas. Pero Moscú sigue firme en sus exigencias, calificadas por observadores internacionales como una “rendición disfrazada”: retirada ucraniana de cuatro provincias ocupadas (Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón), veto definitivo al ingreso en la OTAN y suspensión total del envío de armas desde Occidente.

“El Kremlin no busca negociar, sino imponer condiciones inaceptables”, sentenció Umerov, quien también propuso una cumbre entre Zelenski y Putin antes de que termine agosto. Rusia descartó tajantemente esa posibilidad, reiterando que un encuentro de líderes solo ocurriría para firmar un acuerdo final, no para discutirlo.

El tono sombrío predominó en las declaraciones posteriores al encuentro. El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, ya había advertido horas antes que “nadie espera un camino fácil” y que las posiciones siguen “diametralmente opuestas”. Desde la OTAN, el secretario general Mark Rutte criticó la falta de seriedad del equipo negociador ruso, encabezado por Medinski, a quien calificó irónicamente como “un historiador medieval”.

Un tablero global en movimiento

Mientras tanto, Estados Unidos ha endurecido su postura ante Moscú. Luego de semanas de tibieza, el presidente Donald Trump —quien inicialmente responsabilizó a Ucrania por la invasión— cambió el rumbo y autorizó el envío de armamento defensivo al gobierno de Kiev. Fuentes diplomáticas aseguran que la Casa Blanca presionó para que esta reunión en Estambul se concretara, con la intención de destrabar un proceso que parece atrapado en un ciclo de repeticiones sin resultados.

El estancamiento diplomático podría tener ramificaciones más allá de Europa del Este. Putin ha confirmado su asistencia a la celebración del 80º aniversario de la victoria china sobre Japón, el 3 de septiembre en Pekín. Se especula que podría darse allí una cumbre trilateral con Xi Jinping y Trump, en caso de que el estadounidense acepte la invitación. En Moscú, se interpreta esta posible reunión como una oportunidad para inclinar la balanza a su favor, en vísperas del vencimiento del ultimátum de 50 días que Trump habría dado en privado para alcanzar resultados militares en Ucrania.

El encuentro en Estambul, auspiciado por el canciller turco Hakan Fidan, deja claro que ni Rusia ni Ucrania están dispuestas, por ahora, a hacer concesiones políticas. Aunque los canjes de prisioneros representan un alivio para cientos de familias, el conflicto armado continúa sin señales reales de desescalada. Lo que debía ser una mesa de diálogo se ha convertido, según analistas, en una puesta en escena diplomática donde ambas partes fingen negociar mientras refuerzan sus posiciones en el campo de batalla.

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Foto: X

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