El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió este sábado que ha ordenado al Departamento de Guerra prepararse para una “posible acción” militar en Nigeria, con el objetivo de “eliminar a los terroristas islámicos”, y acusó al Gobierno del país africano de “permitir la matanza de cristianos”.
“Si el Gobierno nigeriano sigue permitiendo la matanza de cristianos, Estados Unidos detendrá inmediatamente toda la ayuda y asistencia a Nigeria, y muy bien podría intervenir en ese ahora desprestigiado país, blandiendo armas, para eliminar completamente a los terroristas islámicos que están cometiendo esas horribles atrocidades”, escribió Trump en su red social Truth Social.

El mandatario estadounidense afirmó que la eventual intervención sería “rápida, despiadada y dulce, como los matones terroristas atacan a nuestros queridos cristianos”, e instó a las autoridades nigerianas a “moverse rápido” para frenar la violencia.
La declaración eleva el tono respecto a un mensaje que el propio Trump publicó el viernes, en el que denunció una “masacre de cristianos” y anunció que declararía a Nigeria como “país de especial preocupación”, una designación reservada a naciones señaladas por “graves violaciones de la libertad religiosa”.
Nigeria rechaza las acusaciones
El Gobierno de Nigeria respondió de inmediato a las declaraciones del mandatario estadounidense. En un comunicado, el presidente Bola Ahmed Tinubu rechazó las acusaciones, asegurando que “no reflejan la realidad sobre el terreno”, y reiteró el compromiso de su administración con la lucha contra el terrorismo, la promoción de la armonía interreligiosa y la protección de todos los ciudadanos “sin distinción de credo o etnia”.
El noreste de Nigeria sufre desde 2009 los ataques del grupo yihadista Boko Haram, cuya violencia se intensificó en 2016 con la aparición de una facción escindida, el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP). Ambos grupos buscan imponer un régimen islámico en el país, mayoritariamente musulmán en el norte y cristiano en el sur.
Según cifras oficiales, la insurgencia ha causado más de 35.000 muertos —entre ellos miles de musulmanes— y provocado unos 2,7 millones de desplazados internos en Nigeria y países vecinos como Camerún, Chad y Níger.
La amenaza de una posible intervención estadounidense abre un nuevo frente diplomático entre Washington y Abuja, y podría tensar aún más las relaciones bilaterales en un momento de alta sensibilidad política y religiosa en la región del Sahel.
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