Donald Trump ha intensificado su retórica contra el sistema electoral estadounidense, al anunciar su intención de firmar una orden ejecutiva para suprimir el voto por correo y el uso de máquinas electrónicas en los comicios. Esta propuesta ha generado una nueva oleada de reacciones tanto entre demócratas como en la opinión pública.
En una publicación reciente en su red Truth Social, el exmandatario republicano argumentó que estos métodos son poco fiables, costosos y objeto de polémica, por lo que considera urgente eliminarlos. Según él, solo con medidas drásticas como esta se podría «restaurar la honestidad e integridad» del proceso electoral, de cara a las elecciones de medio mandato de 2026.
Trump volvió a arremeter contra el voto por correo, al que responsabiliza de un presunto fraude electoral que, insiste, le costó la presidencia en 2020. Aunque no presentó pruebas concretas que respalden sus acusaciones, el expresidente sostiene que muchos países ya han descartado este mecanismo por razones similares, lo cual, según él, debería servir de ejemplo para Estados Unidos.
Desde el Partido Demócrata no tardaron en responder. El gobernador de California, Gavin Newsom, desestimó las declaraciones de Trump como una señal de debilidad y temor ante una posible derrota electoral. A juicio del mandatario californiano, el expresidente estaría intentando manipular el sistema a su favor para evitar perder influencia política.
El contexto de esta confrontación se enmarca dentro de una estrategia más amplia. En Texas, con apoyo del gobernador republicano Greg Abbott, se ha impulsado un polémico rediseño de los distritos electorales con la intención de sumar escaños para el Partido Republicano en la Cámara de Representantes. Frente a ello, los demócratas han reaccionado con medidas similares en California, lo que evidencia una creciente polarización en la lucha por el control del Congreso.
Esta práctica, conocida como ‘gerrymandering’, busca modificar los mapas electorales para concentrar el voto favorable en distritos específicos y así debilitar al oponente. En la actualidad, los republicanos tienen una leve mayoría en la Cámara de Representantes, con 219 escaños frente a los 212 de los demócratas, mientras que cuatro curules siguen vacantes.
Además, el Poder Judicial ya ha frenado parcialmente una orden ejecutiva previa emitida por Trump que alteraba de manera significativa el proceso de registro de votantes y el conteo de sufragios por correo. En dicha normativa, Trump exigía la presentación física de documentación de ciudadanía como condición previa para registrarse, y solicitaba la invalidación de cualquier voto enviado por correo que no llegara antes del cierre oficial de urnas.
Pese a los rechazos judiciales y la falta de evidencias, Trump mantiene su narrativa de fraude electoral y continúa intentando influir en las reglas del juego democrático en su beneficio.
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