Internacional

Trump se corona como ‘Zar migratorio’: menos cruces, más cárceles y más represión

Trump presume cifras, pero ignora el sufrimiento de miles de migrantes

El gobierno de Donald Trump ha anunciado con bombo y platillo que los cruces ilegales en la frontera sur de Estados Unidos cayeron a su nivel más bajo en cuatro años, con apenas 84,000 encuentros registrados en junio, según cifras preliminares de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).

Este número representa una reducción del 20% respecto a mayo y el más bajo desde enero de 2021. Pero detrás del supuesto «éxito» se esconde una política migratoria cada vez más agresiva, criminalizante y violatoria de derechos humanos.

La Casa Blanca atribuye esta caída a un endurecimiento de las políticas migratorias impulsadas por Trump, que incluyen desde deportaciones exprés, detenciones prolongadas, hasta la amenaza real del uso del ejército en la frontera. Sin embargo, organizaciones civiles han advertido que estas acciones están provocando situaciones inhumanas, persecución de solicitantes de asilo y un trato cada vez más cercano al de campos de detención masiva.

Un muro invisible que encierra a América Latina

Aunque las autoridades estadounidenses no reconocen públicamente los abusos, lo cierto es que el descenso en los cruces coincide con la implementación de medidas como la cárcel pantanosa «Alligator Alcatraz» en Florida, el uso masivo de drones y cámaras de vigilancia, y un incremento de colaboración con gobiernos centroamericanos para frenar la migración desde su origen, muchas veces mediante presión o chantaje económico.

Las cifras también revelan que el número de detenciones en la frontera sur cayó drásticamente respecto a los máximos históricos de 2022 y 2023, cuando se registraron entre 190,000 y 250,000 encuentros mensuales. Pero este descenso no significa que haya disminuido el deseo o la necesidad de migrar, sino que las condiciones para hacerlo son ahora mucho más riesgosas y mortales.

Criminalización del migrante y propaganda electoral

El endurecimiento migratorio se da en el contexto del año electoral estadounidense, donde Trump busca apuntalar su popularidad criminalizando la migración y usándola como arma política. Al reducir los cruces, el presidente busca proyectar «orden» y «control», aunque esto implique atropellar derechos fundamentales y empujar a miles de personas a rutas más peligrosas o a redes de trata.

Mientras la administración de Trump se jacta de estas cifras, en el sur global la realidad es otra: más pobreza, más violencia, más desplazamiento forzado. El verdadero problema no se resuelve con muros, cárceles ni militarización, sino con justicia social, cooperación internacional y una mirada más humana hacia los pueblos del sur.

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