El Gobierno venezolano manifestó su rechazo contundente a las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien reconoció haber autorizado operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) dentro de Venezuela. Según las autoridades de Caracas, estas acciones representan una grave violación del Derecho Internacional y una amenaza directa a la soberanía del país.
A través de un comunicado oficial difundido por el canciller Yván Gil, el Ejecutivo venezolano calificó las afirmaciones de Trump como “belicistas y extravagantes”, señalando que constituyen una clara intromisión en los asuntos internos del país y un atentado contra la paz y estabilidad regional. Gil insistió en que esta situación obliga a la comunidad internacional a denunciar la conducta agresiva de Estados Unidos.
El gobierno de Nicolás Maduro expresó además una profunda preocupación por el despliegue de fuerzas militares estadounidenses en el Caribe, interpretando estas maniobras como parte de una estrategia destinada a propiciar un cambio de régimen en Venezuela. Caracas advirtió que la verdadera intención detrás de estas operaciones es apoderarse de los recursos petroleros venezolanos, en un intento de socavar la independencia del país.
Maduro también criticó el historial de la CIA en América Latina, recordando los golpes de Estado y desapariciones ocurridos en la región durante décadas pasadas, y manifestó que la población latinoamericana rechaza esas intervenciones. Asimismo, rechazó el argumento esgrimido por Trump que acusa a Venezuela de “vaciar prisiones” para enviar migrantes a Estados Unidos, afirmando que esta narrativa busca estigmatizar y alimentar discursos xenófobos contra migrantes venezolanos y latinoamericanos.
Para dar seguimiento a esta denuncia, Venezuela informó que ha presentado formalmente su queja ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y que llevará el caso ante la Secretaría General y el Consejo de Seguridad de la ONU, solicitando medidas urgentes para impedir una escalada militar en la región caribeña.
En paralelo, Caracas ha condenado las acciones militares de Estados Unidos en aguas cercanas al territorio venezolano, calificándolas como agresiones encubiertas bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, sin presentar pruebas concretas. Según Maduro, estas operaciones forman parte de una “guerra multiforme” diseñada para imponer un gobierno títere en Venezuela y apoderarse de sus recursos naturales, incluidos petróleo, gas y minerales.
Finalmente, varios líderes regionales y mundiales han coincidido en que no existen pruebas suficientes para sustentar las acusaciones estadounidenses, resaltando que la presión política y militar busca desestabilizar a Venezuela sin justificación.
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