En una clara apuesta por reposicionar su influencia regional y global, el presidente chino Xi Jinping encabezó una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), reuniendo a líderes de más de 20 países euroasiáticos. El evento, que se lleva a cabo bajo estrictas medidas de seguridad en la ciudad portuaria de Tianjin, refuerza el papel de China como eje del llamado Sur Global y como un actor clave en el impulso hacia un orden mundial multipolar.
Con representantes de países como Rusia, India, Irán y Turquía, el encuentro marca la reunión más numerosa de la OCS desde su creación en 2001. Este organismo regional, fundado con la intención de promover la seguridad, la cooperación económica y la integración política, ha ido evolucionando como plataforma estratégica frente a los bloques occidentales, especialmente en momentos de tensión geopolítica.
El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó acompañado de una amplia delegación de funcionarios y empresarios. Su presencia refleja la necesidad de Moscú de fortalecer lazos con Beijing en un contexto internacional marcado por el aislamiento diplomático tras la invasión a Ucrania. Putin también sostendrá reuniones bilaterales clave, entre ellas con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, con quienes abordará temas sensibles como el conflicto ucraniano y el programa nuclear iraní.
Por su parte, Xi Jinping mantuvo encuentros privados con varios líderes, entre ellos el primer ministro indio Narendra Modi, en un intento por reducir tensiones bilaterales tras los enfrentamientos fronterizos ocurridos en 2020. Si bien persisten los desacuerdos, ambos líderes coincidieron en que deben priorizar el desarrollo económico y evitar que los conflictos territoriales definan el vínculo bilateral.
El carácter de la cumbre trasciende lo diplomático. Para Xi, esta reunión representa una plataforma para consolidar una visión alternativa al modelo de poder occidental, centrada en la soberanía nacional, la no injerencia y una nueva arquitectura global basada en el respeto mutuo.
La asistencia masiva también demuestra el interés creciente en estructuras de gobernanza internacional ajenas a las dinámicas tradicionales de Estados Unidos y Europa. Analistas internacionales coinciden en que Beijing está utilizando la OCS no solo como foro multilateral, sino como herramienta de proyección geopolítica para demostrar que Eurasia puede definir sus propias reglas del juego.
Además, el evento se produce en un contexto especialmente delicado para India, que recientemente ha sido objeto de nuevos aranceles estadounidenses tras sus transacciones energéticas con Rusia. Esta situación podría abrir un espacio para un acercamiento entre Nueva Delhi y Moscú, y facilitar una mayor cooperación entre India y China dentro del bloque.
Algunos expertos destacan que la OCS ha sido promovida por China como un contrapeso a la OTAN, aunque otros lo consideran más como un mecanismo de diálogo multilateral sin componentes militares directos. Aun así, la narrativa del encuentro ha estado marcada por el impulso de un sistema internacional más equitativo, lo cual resuena con varios países del bloque que buscan alternativas a la hegemonía occidental.
Las reuniones bilaterales continuarán hasta el lunes, mientras que varios líderes, incluido el norcoreano Kim Jong Un, asistirán al desfile militar en Beijing el miércoles, evento que conmemora el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
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