Durante la 25ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) celebrada en Tianjin, el presidente de China, Xi Jinping, propuso una iniciativa que busca reconfigurar el sistema de gobernanza global. La propuesta del mandatario gira en torno a construir un orden internacional más justo, equitativo y centrado en el respeto mutuo entre naciones.
En el marco del encuentro de Jefes de Estado, el líder chino remarcó la importancia de revisar y actualizar los principios que rigen actualmente el orden político y económico global. Hizo énfasis en que, desde su creación, la OCS ha promovido valores de justicia y cooperación, y que hoy se consolida como una plataforma activa para el impulso de nuevos enfoques en la gobernanza mundial.
Una visión en cinco principios
Xi articuló su propuesta a través de cinco ejes fundamentales que, según su visión, deben regir el futuro del sistema global:
- Igualdad soberana entre países: Defendió que todas las naciones, sin importar su tamaño o poder económico, deben tener participación equitativa en las decisiones globales y en los beneficios que de ellas se deriven.
- Respeto pleno al derecho internacional: Subrayó la necesidad de eliminar los dobles estándares en las relaciones internacionales y de evitar la imposición de normas nacionales como si fueran universales.
- Defensa del multilateralismo: Llamó a consolidar una gobernanza basada en la consulta colectiva, la contribución compartida y el beneficio mutuo, rechazando cualquier forma de unilateralismo.
- Enfoque centrado en las personas: Destacó la urgencia de reformar los sistemas internacionales para asegurar que los ciudadanos de todos los países no solo sean espectadores, sino también actores y beneficiarios del desarrollo global.
- Compromiso con acciones concretas: Finalmente, insistió en que es momento de pasar de las declaraciones a la acción, con una coordinación efectiva de recursos y esfuerzos que se traduzca en resultados tangibles para la comunidad internacional.
Con esta propuesta, China busca posicionarse como un actor clave en la transformación del escenario internacional, promoviendo una alternativa a los modelos tradicionales dominados por potencias occidentales, y reforzando su rol dentro de agrupaciones como la OCS, que ganan relevancia como contrapesos estratégicos.
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