La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) ha elevado al 70% la probabilidad de que la zona de baja presión ubicada en la Bahía de Campeche evolucione en las próximas horas y se convierta en el huracán Barry, el segundo de la actual temporada en el Atlántico. El fenómeno, identificado como Invest 91L, podría tocar tierra en el estado de Tamaulipas, lo que ha encendido las alarmas en todos los niveles de gobierno.
La NOAA advirtió que podrían emitirse vigilancias o advertencias de tormenta tropical este mismo día, debido al rápido fortalecimiento del sistema. Ante esta situación, se desplegó un avión «cazahuracanes» para estudiar de cerca el desarrollo del ciclón.
Meteorólogos consultados señalan que Barry podría tener una trayectoria «anfibia», es decir, con impactos tanto en mar como en tierra. En este escenario, Tamaulipas sería el primer estado en recibir los efectos directos del ciclón, con potencial de lluvias torrenciales, marejadas ciclónicas y vientos intensos.
Los estados bajo vigilancia atmosférica y riesgo de oleaje elevado son:
- Campeche
- Tabasco
- Veracruz
- Tamaulipas
En respuesta, autoridades federales y estatales han comenzado a coordinar acciones preventivas. Protección Civil, en conjunto con las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, ha activado protocolos de emergencia ante un posible impacto en las próximas 48 a 72 horas.
El fenómeno se convierte en un desafío temprano para las capacidades de respuesta del Gobierno federal, en una temporada que comenzó oficialmente el 1 de junio en el Atlántico. Cabe recordar que Andrea, el primer ciclón de la temporada, no logró convertirse en tormenta tropical y se disipó la semana pasada sin consecuencias para México.
Con Barry, el panorama cambia. Expertos advierten que el comportamiento del clima en la región podría estar marcado por eventos extremos más frecuentes e intensos, lo que representa un reto político y logístico para las autoridades encargadas de protección civil y manejo de riesgos.
La atención ahora se centra en la trayectoria que podría seguir Barry y en las decisiones del Ejecutivo federal respecto a la movilización de recursos y el eventual despliegue de apoyo humanitario en el noreste del país.
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