Junio de 2025: mes de lluvias récord y desafíos hídricos en la Ciudad de México

La adecuada respuesta de la población y la autoridad ante estos fenómenos resulta tan vital como una adecuada infraestructura

3 DE JULIO DE 2025. El primer día de julio, la Ciudad de México experimentó una lluvia de intensidad que, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), no se registraba desde 1991. Este evento es solo un eco del extraordinario junio de 2025, que el SMN ha catalogado como el mes de junio más lluvioso desde 1968. La capital recibió una asombrosa cifra de 337 millones de metros cúbicos de lluvia, casi el doble del promedio histórico. Para ponerlo en perspectiva, esta cantidad de agua es comparable a vaciar casi por completo la presa de Valle de Bravo —una de las más grandes del país— sobre la ciudad en solo 30 días.

Este volumen de precipitación sin precedentes desencadenó una serie de inundaciones y desbordamientos significativos en diversas zonas de la CDMX. Entre los incidentes más notables, se registraron severas afectaciones en vialidades clave como Insurgentes Norte y Sur, donde el nivel del agua paralizó el tráfico y obligó al cierre de estaciones de Metrobús.

La zona poniente, particularmente las alcaldías Miguel Hidalgo y Álvaro Obregón, sufrió el desbordamiento de pequeños cauces y anegaciones en colonias residenciales, causando daños a vehículos y viviendas. En el oriente, el Circuito Interior y el Eje 3 Oriente también se vieron comprometidos, generando caos vial y afectaciones en el transporte público. Estos eventos subrayan la vulnerabilidad de la infraestructura urbana ante fenómenos climáticos extremos y resaltan la urgencia de medidas preventivas y de infraestructura pluvial.

Ante este escenario, la seguridad urbana enfrenta retos inéditos. Las lluvias atípicas no solo colapsan vialidades y sistemas de drenaje, también ponen a prueba la capacidad de respuesta de la ciudadanía y las autoridades. ¿Qué previsiones están a nuestro alcance para mantener la seguridad urbana durante estos episodios extremos?

1. No arrojar basura en calles y cuerpos de agua

Uno de los factores que más agravan las inundaciones es la acumulación de basura en coladeras, presas y ríos urbanos. Autoridades han señalado que, pese a limpiezas recientes, la cantidad de desechos en los cuerpos de agua permanece constante. Cada bolsa de basura o botella que termina en la vía pública puede obstruir el drenaje y transformar una lluvia intensa en un desastre. Asumir el compromiso de no tirar basura y participar en jornadas de limpieza comunitaria es una de las acciones más efectivas y al alcance de todos.

2. Mantenerse informado y atender alertas meteorológicas

El Servicio Meteorológico Nacional y la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil emiten alertas como la “púrpura”, la máxima en la escala local, cuando se pronostican lluvias mayores a 70 mm. Estar atentos a estas advertencias permite tomar decisiones oportunas: evitar traslados innecesarios, resguardar vehículos y proteger documentos importantes.

3. Participar en programas de prevención y resiliencia

El operativo “Tlaloque” 2025, desplegado por la Secretaría de Gestión Integral del Agua, involucró a más de 150 técnicos y acciones de megadesazolve en 270 kilómetros de vialidades, lo que permitió reducir significativamente los incidentes de encharcamiento respecto a años anteriores. Como ciudadanos, podemos sumarnos reportando obstrucciones, colaborando con brigadas y respetando las indicaciones de las autoridades durante emergencias.

4. Preparar el hogar y la comunidad

Revisar techos, desagües y cisternas, así como identificar rutas de evacuación y puntos seguros, son medidas que cada familia puede implementar. En zonas vulnerables, la organización vecinal para monitorear niveles de agua y apoyar a personas en situación de riesgo puede marcar la diferencia.

5. Exigir y vigilar la infraestructura urbana

La ciudadanía tiene derecho y deber de exigir que los gobiernos mantengan y mejoren la infraestructura pluvial. Participar en consultas públicas y dar seguimiento a proyectos como los 100 puntos de Acupuntura Hídrica —destinados a infiltrar agua de lluvia y reducir inundaciones— fortalece la corresponsabilidad social.

Las lluvias atípicas ya no son una excepción, sino parte de la nueva normalidad climática en la CDMX. La seguridad urbana depende tanto de la acción gubernamental como de la responsabilidad individual y colectiva. Solo así podremos enfrentar, con mayor resiliencia, los desafíos de un clima cada vez más extremo.

FOTOGRAFÍA: ESPECIAL

+ Claudia Sheinbaum informa sobre tormenta tropical Flossie y emite alerta para Costas del Pacífico

+ Tormenta Flossie se convierte en huracán: avanza frente a las costas del Pacífico hacia el centro del país

Recuerda suscribirte a nuestro boletín

📲 https://bit.ly/3tgVlS0
💬 https://t.me/ciudadanomx