En Puebla, 141 municipios presentan un nivel medio de vulnerabilidad ante inundaciones, situación que pone en riesgo a cinco millones 532 mil 561 habitantes, es decir, el 84.04 por ciento de la población estatal.
De acuerdo con información oficial de la Secretaría de Medio Ambiente del estado, los municipios con mayor exposición y una población superior a 50 mil habitantes son Acatzingo, Ajalpan, Amozoc, Atlixco, Huejotzingo, Tlacotepec de Benito Juárez, Tecamachalco, Palmar de Bravo y Puebla capital, además de Quecholac, San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, San Martín Texmelucan, Tehuacán, Cuautlancingo, Zacapoaxtla, Zacatlán, Xicotepec e Izúcar de Matamoros.
Estas demarcaciones se encuentran expuestas no sólo por su ubicación geográfica en valles y cuencas propensas a la acumulación de agua, sino también por la influencia de lluvias intensas, tormentas tropicales y ciclones.
La vulnerabilidad aumenta por factores como el crecimiento urbano desordenado, la impermeabilización del suelo, los sistemas de drenaje insuficientes y la deforestación, que reducen la capacidad de absorción del terreno y elevan el impacto de las precipitaciones.
El registro estatal también identifica 10 municipios con riesgo elevado de inundación, en los que viven 391 mil 376 personas, es decir, el 5.95 por ciento de la población poblana.
La situación se agrava por el rezago institucional: solo cuatro municipios de los 23 que resultaron con daños graves por lluvias en octubre pasado contaban con Atlas de Riesgo, mientras que las 19 demarcaciones restantes carecían de este instrumento esencial para planear obras, identificar zonas vulnerables o atender emergencias.
En total, 179 municipios de Puebla nunca han elaborado un Atlas de Riesgo, mientras que 38 más lo tienen desactualizado desde hace entre cinco y 20 años, lo que limita la prevención ante fenómenos naturales y aumenta la exposición de la población a emergencias.
Diversas organizaciones han exigido a los gobiernos municipales y estatales atender el rezago, actualizar la información geográfica y aplicar medidas rigurosas de planeación territorial para evitar nuevas tragedias vinculadas a inundaciones y desastres climáticos.
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