CIUDAD DE MÉXICO, 28 de julio de 2025 — Un vasto complejo de megaproyectos energéticos impulsado por la empresa estadounidense Mexico Pacific Limited avanza sigilosamente en el Golfo de California, poniendo en jaque a lo que Jacques Cousteau bautizó como «el acuario del mundo». La construcción de la planta de licuefacción de gas natural Saguaro Energía GNL y su infraestructura asociada, en Puerto Libertad, Sonora, amenaza con transformar este santuario marino en un corredor industrial para buques metaneros, ante la aparente omisión de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). Así lo revela un informe exhaustivo del medio Dossier Político, publicado este lunes.
El proyecto Saguaro GNL, corazón de esta estrategia industrial, depende de una compleja red que incluye el Gasoducto Sierra Madre, de más de 800 kilómetros desde Texas, tramos de conexión y terminales paralelas como Vista Pacífico LNG en Mazatlán y AMIGO LNG en Topolobampo. Mexico Pacific Limited, respaldada por Quantum Capital Group, busca posicionar el norte de México como un punto estratégico para la exportación de gas natural licuado (GNL) hacia Asia, evitando el Canal de Panamá. Greenpeace México ha advertido que «Saguaro no es un proyecto aislado: es el corazón de una estrategia industrial para convertir el mar en gasoducto flotante».
La Sombra de la Omisión Ambiental
Una de las mayores preocupaciones, según el informe de Dossier Político, es la omisión sistemática de estudios ambientales actualizados y la falta de transparencia. La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) utilizada para el proyecto fue aprobada en 2006, para una escala y función mucho menores. Desde entonces, a pesar de la magnitud actual de la planta de licuefacción, no se ha presentado una nueva MIA acorde al diseño y las implicaciones del proyecto.
Un estudio elaborado por el Programa de Investigación de Mamíferos Marinos (Primma) de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) enfatiza que este megaproyecto no puede evaluarse de forma aislada. La Dra. Lorena Viloria Gómora, coautora del estudio, señaló:
«Estamos ante un caso claro de fragmentación administrativa. Las autoridades evalúan pedazos, pero no ven el todo; y eso invisibiliza los efectos reales del proyecto».
Organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) y Greenpeace han exigido la suspensión de los permisos hasta que se presenten estudios científicos actualizados, que incluyan la participación efectiva de comunidades locales y científicas.
El Golfo de California, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad y hogar del 40% de las especies de cetáceos conocidas, enfrenta riesgos sin precedentes. La entrada masiva de buques metaneros de hasta 300 metros de eslora aumentaría drásticamente el riesgo de colisiones con ballenas jorobadas, rorcuales comunes y ballenas azules, entre otras especies en peligro. Además, el ruido crónico generado por la construcción y operación de la infraestructura podría desorientar y dañar permanentemente la audición de los cetáceos, afectando su alimentación, migración y reproducción.
Pescadores sudcalifornianos también han alzado la voz, preocupados por la disminución de poblaciones de peces y la afectación a sus economías locales. El colectivo Ballenas o Gas, integrado por más de 30 organizaciones, ha lanzado una campaña internacional, recabando más de 215 mil firmas, para exigir la cancelación del proyecto y una moratoria a nuevas plantas de GNL en México. “La decisión es clara: biodiversidad o negocios de corto plazo”, claman las comunidades costeras, mientras el Golfo de California resiste la embestida de un desarrollo que prioriza la exportación de combustibles fósiles por encima de la conservación de un tesoro natural único en el mundo.
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