Irma Hernández Cruz, maestra jubilada y trabajadora del volante, fue hallada sin vida en el municipio de Álamo, Veracruz, tras haber sido secuestrada el pasado 18 de julio. Su asesinato expone la violencia impune que enfrentan trabajadoras y trabajadores precarizados en el país.
Durante su desaparición, fue obligada a grabar un video en el que, de rodillas y rodeada por hombres armados, exhortaba a otros taxistas a pagar “cuotas” al crimen organizado, como advertencia para evitar correr la misma suerte.
«Con la mafia veracruzana no se juega», se le escucha decir en el video difundido en redes sociales.
La Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó el hallazgo del cuerpo el 24 de julio. Informó que ya fue notificada la familia y que continúan las investigaciones para dar con los responsables del feminicidio.
Irma conducía el taxi número económico 554 y su familia reportó su desaparición tras perder contacto con ella. La Comisión Estatal de Búsqueda emitió una ficha en la que se destacaban datos clave para su identificación, incluyendo una mancha debajo del ojo izquierdo y su necesidad de tratamiento médico especializado.
Este caso refleja la cruda realidad de miles de mujeres trabajadoras, especialmente aquellas en situación de retiro o en condiciones económicas precarias, que siguen siendo blanco de la violencia estructural y la extorsión sin protección efectiva del Estado.