Calderón defiende a Uribe tras veredicto de culpabilidad: ecos de una alianza conservadora en América Latina

El expresidente mexicano no solo adoptó el modelo de seguridad de su homólogo colombiano, sino que lo convirtió en el eje rector de su sexenio

El expresidente Felipe Calderón alzó la voz en defensa de su antiguo aliado ideológico, Álvaro Uribe Vélez, luego de que una jueza penal colombiana lo declarara culpable de soborno de testigos y fraude procesal. “A todas luces víctima de una injusticia”, escribió Calderón en su cuenta de X, reavivando las conexiones entre dos de los principales exponentes de la derecha latinoamericana.

Calderón no escatimó en calificativos al expresar su respaldo al expresidente colombiano, quien enfrenta una posible condena que purgará en libertad vigilada por razones de edad y estatus. “Mi solidaridad con el Presidente @AlvaroUribeVel… se encumbra a los violentos y se persigue a quienes enfrentaron a los que optaron por la muerte, el secuestro y el terror”, escribió el exmandatario mexicano.

La reacción de Calderón fue recibida con críticas desde Colombia. La internacionalista María Zuluaga calificó sus declaraciones como “ignorantes, prejuiciosas e intervencionistas”, y subrayó que el fallo contra Uribe es el resultado de un largo proceso judicial: 67 audiencias, más de 100 testigos y un riguroso análisis de pruebas. El expresidente colombiano se convirtió así en el primero en su país en ser condenado por delitos penales tras abandonar el poder.

Desde el plano judicial, voces como la del expresidente de la Corte Suprema de Colombia, Jaime Arrubla, recalcaron que el fallo es un ejercicio legítimo del Estado de derecho. “Tenemos que rodear a los jueces. Aquí hubo análisis de pruebas, y el expresidente podrá apelar”, dijo Arrubla, dejando claro que el proceso está lejos de haber concluido.

Una herencia común: la guerra como política

Más allá del escándalo judicial, la relación entre Uribe y Calderón se teje en los bastidores de la guerra contra el narcotráfico. Según el senador colombiano Iván Cepeda, víctima en el juicio contra Uribe, Calderón no solo adoptó el modelo de seguridad democrática de su homólogo colombiano, sino que lo convirtió en eje rector de su sexenio. Una estrategia que, lejos de pacificar a México, duplicó la violencia: los homicidios aumentaron 101% respecto al gobierno de Vicente Fox.

Los vínculos son antiguos. En octubre de 2006, cuando aún no asumía el poder, Calderón fue recibido con honores presidenciales por Uribe en Bogotá. De ahí surgió un acuerdo tácito: asesoría colombiana a cambio de la réplica del modelo uribista en México. Durante el sexenio calderonista, más de 10 mil elementos de seguridad mexicanos fueron entrenados por instructores colombianos.

Expertos colombianos en seguridad, como María Victoria Llorente, han criticado la aplicación mecánica del modelo uribista en México, señalando que no solo ignoró las profundas diferencias entre los contextos criminales de ambos países, sino que exacerbó la violencia interna. Para Llorente, “Calderón mostró un desconocimiento profundo del fenómeno del narcotráfico al importar una estrategia diseñada para otra realidad”.

El juicio a Uribe también pone en entredicho esa exportación. Cepeda, autor del libro Uribe y la derecha transnacional, sostiene que Calderón no solo importó una política fallida, sino que legitimó un aparato de poder que recurrió a testigos falsos y manipulaciones judiciales, tal como lo acreditó la jueza colombiana Sandra Heredia en su sentencia de primera instancia.

El telón de fondo: justicia versus impunidad

Mientras Calderón apuntala a su aliado, el senador Cepeda recordó que el fallo representa un hito para la justicia colombiana: “Hoy es un día para hacer un reconocimiento a la justicia como garante de la democracia… Ha quedado establecida la verdad sobre el tenebroso aparato dirigido por Uribe”.

En contraste, la defensa de Calderón no sólo revela una alianza ideológica persistente, sino también una inquietante ceguera ante los estragos que dejó su propia versión de la guerra contra las drogas en México: más de 100 mil muertos, fortalecimiento de los cárteles y una justicia debilitada por la corrupción, como evidenció la condena en EE.UU. contra su exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna.

Felipe Calderón no sólo defiende a Uribe, se defiende a sí mismo. Y al hacerlo, pone de nuevo bajo escrutinio el legado de sangre y fracaso que ambos comparten.

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Fotos: Redes

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