Durante su conferencia matutina del 3 de septiembre, la presidenta Claudia Sheinbaum no dudó en abordar la figura del empresario Ricardo Salinas Pliego, al señalar que sus aspiraciones presidenciales para 2030 deberían quedar en espera hasta que salde su deuda millonaria con el fisco mexicano.
Sheinbaum, con tono firme, dejó claro que cualquier persona interesada en postularse a un cargo público debe, antes que nada, cumplir con sus responsabilidades fiscales. La mandataria recalcó que la transparencia y la legalidad son condiciones imprescindibles para quienes buscan representar al pueblo, y que la legitimidad política no puede sostenerse sin primero rendir cuentas al Estado.
El centro de su intervención fue la deuda de Salinas Pliego y sus empresas, especialmente Grupo Elektra, que supera los 75 mil millones de pesos. Esta cifra, lejos de ser un simple dato administrativo, representa un obstáculo ético considerable, que impide que cualquier aspirante con tales deudas pueda presentarse como una figura legítima para gobernar.
La presidenta subrayó que su postura no tiene un carácter personal, sino que responde a una defensa contundente de la igualdad ante la ley. Recordó que todos los mexicanos cumplen con sus obligaciones fiscales, y que exonerar a figuras poderosas económicamente no solo es injusto, sino que deteriora la confianza en las instituciones públicas. Añadió que no debe haber excepciones, y que quienes tienen grandes fortunas deben ser los primeros en dar ejemplo de legalidad.
Finalmente, Sheinbaum concluyó su intervención indicando que, una vez que Salinas Pliego y otros posibles aspirantes salden sus cuentas con el Estado, será la ciudadanía quien decida si son aptos para gobernar. Mientras tanto, el mensaje del gobierno es claro: en la democracia mexicana, primero se paga, luego se participa.
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