Con 328 votos a favor, 131 en contra y 5 abstenciones, la Cámara de Diputados aprobó en lo general el dictamen de la nueva Ley General de Aguas. El proyecto, impulsado por el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, establece el derecho humano al agua y prohíbe su mercantilización, marcando un cambio de rumbo en la política hídrica nacional.
La aprobación se dio tras un procedimiento de dispensa de trámites, pese a objeciones por la rapidez del proceso. El dictamen responde a una demanda histórica de organizaciones sociales y campesinas, aunque ha generado tensiones por sus implicaciones en el sector agrícola.
Uno de los ejes centrales de la ley es la creación de un capítulo de «Delitos contra las Aguas Nacionales», que prevé sanciones penales. Se establecen penas de tres meses a cinco años de prisión para quien altere o desvíe cauces sin autorización, y hasta ocho años para servidores públicos que gestionen concesiones mediante dádivas. El texto aclara que quedan exceptuadas las actividades para uso personal, doméstico y agropecuario familiar.
Sobre un punto crítico del debate, la ley incorpora el derecho de los productores a transmitir, vender o heredar sus concesiones de agua asociadas a la tierra, previa autorización y reasignación de volúmenes por la autoridad en un plazo no mayor a 20 días hábiles. No obstante, esta disposición ha sido cuestionada por la oposición, que señala una contradicción con otros artículos que limitan la transmisión.
El director de la Conagua, Efraín Morales López, afirmó que el objetivo es «recuperar la rectoría estatal» sobre el agua. «Con esta nueva ley, el agua deja de verse como una mercancía y se reconoce como un derecho humano, como un bien estratégico para el desarrollo del país«, declaró durante una conferencia matutina.
La discusión en lo particular continuará en la Cámara de Diputados, donde se esperan más ajustes al articulado. El bloque oficialista ha señalado como «innegociables» los principios de garantizar el derecho humano al agua y combatir su robo y acaparamiento.
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Fotografía: Diego Simón Sánchez
