CIUDAD DE MÉXICO 7 DE AGOSTO DE 2025. En el marco del Foro Nacional de Energía, celebrado en el Senado de la República, la senadora Laura Itzel Castillo Juárez, presidenta de la Comisión de Energía, presentó los pilares del nuevo Plan Estratégico de PEMEX.
Según la legisladora, este proyecto tiene el objetivo de forjar un «modelo energético propio» que logre un equilibrio entre la soberanía nacional, la competitividad económica y la justicia energética. La senadora subrayó que el plan está diseñado para asegurar el suministro de energía a los sectores más vulnerables de la población y, a la vez, involucrar al sector privado para aprovechar los recursos del país de forma eficiente. Este enfoque integral busca impulsar a la industria para que alcance un nuevo nivel de eficiencia y sostenibilidad.
Un gran optimismo recorre las voces del Senado
La presidenta de la Comisión de Energía expresó un «gran optimismo» en torno al plan, que fue dado a conocer por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo el 5 de agosto. La senadora Castillo Juárez destacó que la estrategia contempla la mejora continua de la empresa en términos de eficiencia, transparencia operativa y disciplina en el manejo del gasto. Además, señaló que se prevén mejoras sustanciales en la gestión de riesgos, tanto financieros como no financieros, con el propósito de optimizar los procesos para incrementar los ingresos y fortalecer la rentabilidad de las inversiones. La implementación de esta visión, afirmó, preparará el camino para que la empresa estatal recupere su calidad crediticia y atraiga nuevas inversiones en el mediano plazo.
Un componente central de la estrategia se centra en la reducción del endeudamiento, un pasivo que, según la senadora, se duplicó durante las administraciones de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. En contraste, destacó que la deuda se había reducido en un 25% en el sexenio anterior.
Para lograr una estabilización financiera a largo plazo, el plan impulsará «esquemas innovadores» para atraer capital privado de largo plazo, con el respaldo y la coordinación del gobierno federal para financiar proyectos estratégicos que generen valor social y económico. La senadora Castillo Juárez enfatizó que se ha diseñado un plan ambicioso para los próximos dos años, con una previsión de que, a partir de 2027, PEMEX se convierta en una empresa «operativa y financieramente sostenible» que ya no requerirá el apoyo de la Secretaría de Hacienda. Para ello, se ha dispuesto un mecanismo de financiamiento de 250 mil millones de pesos, el cual se considera suficiente para el programa de inversión, con el respaldo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Banca de Desarrollo.
En el mismo foro, la senadora Olga Patricia Sosa Ruiz, del partido Morena, reforzó la narrativa, señalando que la soberanía energética constituye un pilar fundamental del «segundo piso de la Cuarta Transformación» y que el nuevo modelo busca garantizar el suministro con una visión social. Por su parte, Rocío Abreu Artiñano, presidenta de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, aseveró que la política energética es la “columna vertebral” de la nueva administración, diseñada para dar garantías al sector empresarial e impulsar la infraestructura en todo el territorio nacional. La participación de otras voces, como la de Walter Julián Ángel Jiménez, secretario de Desarrollo Energético de Tamaulipas, y la de expertos como Elizabeth Mar Juárez y Yolanda Villegas González, complementó la presentación, destacando la importancia de la colaboración interinstitucional y la necesidad de una política energética soberana, justa y sustentable alineada con los desafíos globales.
Desempeño Financiero y Operativo de Petróleos Mexicanos en 2024
El optimismo en torno al nuevo Plan Estratégico de PEMEX contrasta con los reportes financieros que la empresa presentó para el año fiscal 2024. Los resultados económicos de la petrolera estatal se caracterizaron por una profunda inestabilidad, con pérdidas netas masivas que plantean un telón de fondo desafiante para el nuevo proyecto. En el consolidado anual, la empresa registró una pérdida neta de 620 mil millones de pesos, una de las cifras más negativas en la historia reciente de la compañía, solo comparable con los resultados atípicos de 2020 por la pandemia.
Estas pérdidas se agudizaron a lo largo del año, con un registro de 251.3 mil millones de pesos en los primeros seis meses y de 430.1 mil millones de pesos en los primeros nueve meses.
La caída se atribuyó a varios factores complejos. Por un lado, la depreciación del peso frente al dólar en el último trimestre de 2024, que pasó de 16.92 a 20.26 pesos por dólar, generó una pérdida cambiaria virtual de 304,000 millones de pesos, contribuyendo significativamente al resultado negativo del año. Esto se suma a menores ingresos por exportaciones y un incremento en los costos de venta. A nivel operativo, la producción de hidrocarburos líquidos también se vio afectada, cayendo en 213,000 barriles por día en comparación con el mismo mes de 2024 y con una reducción del 12% en la producción de crudo tan solo en el mes de enero. Además, la deuda con proveedores y contratistas se disparó, alcanzando los 362.5 millones de pesos al cierre del segundo trimestre, lo que representa un incremento del 56.8% respecto al mismo periodo del año anterior. En conjunto, los pasivos totales de la petrolera de 3.9 billones de pesos equivalieron a 1.7 veces sus activos totales al cierre del primer semestre, lo que subraya la fragilidad de su posición financiera.
Retos y dificultades que se configuran ante el Plan Estratégico 2025-2035
El Plan Estratégico de PEMEX, a pesar de su ambiciosa visión, enfrenta una serie de desafíos estructurales, tanto de origen nacional como internacional, que podrían poner en riesgo el cumplimiento de sus objetivos.
A nivel interno, la viabilidad financiera del proyecto se encuentra bajo una presión constante. La proyección de que PEMEX sea autosuficiente para 2027 depende del apoyo financiero del gobierno federal para afrontar los «vencimientos muy importantes de deuda» programados para 2025 y 2026. Analistas señalan que la mejora en la calificación crediticia de Fitch, que elevó la nota de la empresa de B+ a BB, se debe directamente a este «respaldo explícito del gobierno», y no a una mejora intrínseca de su salud financiera. Fitch incluso advierte que la calificación podría bajar si el gobierno retira su apoyo, lo que ilustra una dependencia financiera que analistas de BBVA y Citibanamex han calificado como una solución superficial que no resuelve los problemas estructurales de fondo de la empresa.
Además de la vulnerabilidad financiera, el plan enfrenta retos operativos y ambientales. La propia empresa reconoce riesgos como la ineficiencia, los errores operativos, la corrupción y el robo de hidrocarburos (huachicol), que ha generado pérdidas millonarias y requiere una inversión de mil 600 millones de dólares para su combate.
Proyectos clave como la refinería de Dos Bocas también han sido señalados por deficiencias de diseño, planeación y sobrecostos, lo que representa un riesgo para los objetivos de inversión y producción. A esto se suma la preocupación de expertos por la dependencia del plan de tecnologías de extracción como el fracking para aumentar la producción de gas natural, una práctica «altamente contaminante» que contradice los objetivos de reducción de emisiones y justicia ambiental, al requerir millones de litros de agua dulce y carecer de medidas claras de mitigación de impacto.
En el ámbito internacional, los riesgos se derivan principalmente de la acelerada transición energética global. El plan de PEMEX, al centrarse en la consolidación de la producción de hidrocarburos, se desalinea de las tendencias globales que apuntan a una «caída permanente en la demanda mundial de petróleo». Expertos advierten que esto podría convertir los activos de la empresa en «activos varados» y agravar su crisis a largo plazo. La empresa carece de una estrategia de «carbono cero neto» para 2050, lo que la sitúa en desventaja frente a los compromisos del Acuerdo de París y la expone a un mayor escrutinio internacional.
Por último, el plan está expuesto a la volatilidad de los precios del petróleo y a riesgos geopolíticos, como las guerras comerciales o los aranceles, que podrían afectar sus ingresos por exportaciones y complicar el delicado balance financiero y operativo que se busca alcanzar.
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