GUASAVE, SINALOA, 21 DE JULIO DE 2025. El Proyecto Arqueológico Guasave, avalado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha iniciado la develación del modo de vida de los antiguos pobladores de esta región. Durante su reciente temporada de campo, finalizada el 11 de julio de 2025, se registró un osario y dos espacios de cremación en la comunidad de Palos Verdes, uno de ellos posiblemente destinado a infantes.
De acuerdo a un documento emitido este lunes por el Instituto, el arqueólogo Rodrigo Vivero Miranda, líder de la investigación financiada por la National Science Foundation y con la colaboración del Centro INAH Sinaloa, explicó que estos hallazgos son cruciales para comprender las prácticas funerarias prehispánicas de la zona, cuyas características no tienen referentes en el resto de Sinaloa.
El primer crematorio localizado, de dimensiones reducidas (1.20 x 0.60 metros), presentaba paredes de adobe y conchas molidas. En su interior se encontraron restos óseos que, por su tamaño, sugieren la incineración de cuerpos infantiles, reflejando la alta tasa de mortalidad en este sector poblacional durante la época prehispánica. Se recuperaron también fragmentos de cerámica Aztatlán, usada entre los años 600 y 1000 d.C.
Una semana después, se descubrió un segundo crematorio de manufactura similar, pero de mayor tamaño (2.50 x 1.40 metros). Aunque sin restos óseos humanos, contenía una importante cantidad de ceniza y carbón. Vivero Miranda sugiere que estos crematorios podrían indicar una diferenciación social en las prácticas mortuorias, análoga a los espacios de procesamiento de productos marinos.
Aunque no se ha establecido una datación específica para los hallazgos de Guasave, se tienen referencias de crematorios similares en Sonora y Arizona con fechamientos que oscilan entre 200 y 1300 d.C. La temporada también reveló un osario con los restos de al menos cuatro individuos, incluyendo cráneos con modificación tabular erecta, un hallazgo que evoca registros históricos de la fase Huatabampo (650-1000 d.C.).
Estos descubrimientos, que aportan información inédita para Guasave, contribuyen significativamente a la comprensión de los antiguos grupos asentados en la planicie aluvial del río Sinaloa, incluyendo su relación con sitios como Isla Macapule, que pudo funcionar como un lugar de culto a sus antepasados.
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