El huracán Erick, convertido en categoría 3, dejó un rastro de destrucción en comunidades marginadas de Oaxaca y Guerrero, afectando gravemente a quienes ya enfrentan históricas condiciones de vulnerabilidad. De acuerdo con datos preliminares de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC), más de 26 mil viviendas resultaron dañadas, junto a decenas de escuelas e infraestructura básica.
En Oaxaca, el impacto fue particularmente severo: 19 mil 55 viviendas de 13 municipios fueron afectadas, lo que equivale al 20.26 % de las 94 mil 34 casas censadas. Además, 171 planteles escolares registran daños estructurales, incluyendo la caída de bardas, techos y sistemas de aire acondicionado.
Las autoridades federales y estatales activaron tareas de limpieza, reparto de víveres y rehabilitación de caminos, aunque persisten las dificultades para garantizar atención integral a todas las personas afectadas. Se ha priorizado el restablecimiento del agua potable, la fumigación preventiva para evitar brotes epidemiológicos y la habilitación de zonas viales bloqueadas por deslaves.
En Guerrero, el huracán provocó daños en 7 mil 426 viviendas en cuatro municipios, equivalentes al 18.9 % del total registrado. Asimismo, se reportaron afectaciones en 114 escuelas, muchas de ellas con techos colapsados y árboles caídos.
En la Costa Chica de Guerrero, la CNPC instaló un Puesto de Comando en Cuajinicuilapa, coordinando acciones de emergencia en 36 localidades. Ahí, la Cruz Roja Mexicana distribuyó más de mil despensas y kits de higiene, mientras que el Sistema DIF Estatal entregó 2 mil 800 insumos en municipios como San Nicolás y Ometepec.
La Secretaría de Salud, por su parte, habilitó una unidad médica móvil en Cuajinicuilapa para atender a la población más afectada, en una región donde la infraestructura de salud es históricamente deficiente.
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Fotografía: Luis Villaobos.
