La polémica en torno a Ximena Pichel, actriz argentina señalada en redes como “Lady Racista”, crece con la difusión de un nuevo video donde lanza insultos cargados de clasismo y violencia verbal contra trabajadoras de seguridad en la Ciudad de México.
En esta nueva grabación, Pichel se encuentra frente a una guardia de seguridad, a quien le grita:
“No le voy a dar nada, cuando me abra la puta puerta se lo doy, ¡órale!”.
Una vez que el acceso le es concedido, añade antes de entrar:
“Pinche gata de mierda, pinche huevona”.
Los hechos ocurrieron al interior de un conjunto habitacional, donde la actriz increpó al personal de seguridad con un tono despectivo, misógino y cargado de soberbia. El video fue compartido en redes sociales, generando una nueva ola de indignación pública.
Este episodio se suma al ya ampliamente difundido incidente del pasado 3 de julio, cuando Pichel fue grabada insultando a un agente de tránsito de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) en la colonia Condesa, luego de que le colocaran un inmovilizador a su automóvil por una infracción. En esa ocasión, la actriz profirió frases racistas como:
“Odio a los negros” y “¿qué hacés en este país de cuarta?”.
Ambos episodios revelan un patrón sistemático de desprecio a las clases trabajadoras por parte de Pichel, quien ha participado en programas como La Rosa de Guadalupe y Como dice el dicho. La indignación ciudadana ha escalado al ámbito legislativo: la senadora morenista Cinthya López propuso negar la visa a extranjeros que incurran en actos de racismo o discriminación contra el pueblo mexicano.
En redes sociales, usuarios han exigido al Instituto Nacional de Migración (INM) y a las autoridades correspondientes que investiguen el estatus migratorio de la actriz, y que no se tolere la impunidad ante este tipo de comportamientos.
En una ciudad marcada por profundas desigualdades sociales, las agresiones de Pichel no son un caso aislado. Son expresión viva de un racismo y clasismo que persiste en sectores privilegiados, particularmente en zonas como la colonia Condesa, donde el choque entre élites migrantes y trabajadores locales se ha vuelto cada vez más evidente.