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Retos, riesgos y asimetrías ante las cuatro nuevas prioridades de la Banca Mexicana rumbo al 2030

Los problemas en seguridad y rendición de cuentas que la banca mexicana arrastra aún son significativos

14 DE JULIO DE 2025. En meses recientes, un poco antes de la sacudida que el entorno bancario mexicano experimentó ante la revelación de los caudalosos esquemas ilícitos de tres renombradas firmas,  la Asociación Bancaria de México (ABM) informó que había definido un cuartero de objetivos cuya fecha deseable de consolidación sería el año 2030.  Los objetivos son:

Fortalecimiento de la inclusión y acceso a servicios financieros (o también, educación financiera y bancarización): Se busca ampliar el número de cuentas bancarias y de ahorro, así como la disponibilidad de servicios en municipios y localidades. Esto implica llegar a una mayor parte de la población adulta, especialmente en áreas con menor bancarización, y promover la educación financiera para un uso responsable de los productos.

Transformación digital y ciberseguridad: La inversión en tecnología es esencial para mejorar la eficiencia operativa, adaptarse a las preferencias de los clientes (que valoran el autoservicio y las experiencias digitales seguras), cumplir con nuevas normativas y competir con las fintech. La ciberseguridad y la protección de datos son prioridades clave ante el aumento de las amenazas digitales.

Gestión prudente de riesgos y mantenimiento de la estabilidad financiera: Ante un entorno de tasas de interés cambiantes, inflación persistente y un ciclo electoral, la banca busca mantener altos niveles de capital y liquidez. El objetivo es gestionar la calidad de los activos, moderar el crecimiento del crédito para evitar sobreendeudamiento y garantizar la resiliencia del sistema frente a posibles choques económicos. Curiosamente, este planteamiento aún no contemplaba el escenario legal ni reputacional de los riesgos existenciales derivados de operaciones de gran envergadura con el crimen organizado.

Crecimiento del crédito y diversificación de productos: A pesar de la incertidumbre económica, se espera que el crédito continúe creciendo, especialmente en el consumo y a empresas. La banca busca diversificar sus productos y servicios para atender las necesidades de los clientes, atraer nuevos depósitos y mantener la competitividad en un mercado donde la innovación y la entrada de nuevos participantes están cambiando la dinámica.

Estas son las piedras en el camino y los problemas que pueden configurar el alcance de algunas de las metas de la Banca Mexicana

PIEDRA 1. El primer trimestre de 2025, México sufrió 35 mil millones de intentos de ciberataques

En 2025, la ciberseguridad bancaria en México enfrenta retos críticos que ponen en entredicho la confianza de los usuarios en los productos digitales ofrecidos por las instituciones financieras. Según firmas especializadas en ciberseguridad, la fortaleza de las plataformas digitales bancarias mexicanas es aún insuficiente para hacer frente a la creciente sofisticación de los ataques cibernéticos.

México registró más de 35 mil millones de intentos de ciberataques solo en el primer trimestre del año, situándose como el segundo país con mayor actividad maliciosa en América Latina, lo que evidencia la vulnerabilidad de los sistemas digitales que soportan la banca. Así lo reveló el Panorama de Amenazas 2025, recopilado por FortiGuard Labs, mismo que fue citado en un artículo de El Economista. Aunque las instituciones han implementado ciertas medidas de protección, la fragmentación de herramientas y la baja madurez en ciberseguridad limitan la eficacia de estas defensas, dejando expuestos a los usuarios a riesgos significativos.

Piedra número 2: los cuentahabientes no sólo quieren que los «eduquen«, sino que la banca proteja con eficiencia sus recursos

En cuanto a la atención que los bancos mexicanos brindan a los reportes de anomalías en las cuentas de sus clientes, la situación es preocupante. Investigaciones periodísticas y análisis de especialistas indican que la puntualidad y la profundidad en la respuesta a los reportes de fraude o movimientos sospechosos son deficientes. Los bancos suelen demorar en investigar las denuncias y, en muchos casos, evaden la responsabilidad directa por los desfalcos, especialmente si no existe una demanda formal por parte del afectado. Esta actitud genera un clima de desprotección para los cuentahabientes, quienes enfrentan largos procesos para recuperar sus fondos o ver resarcidos sus daños, lo que a su vez mina la confianza en el sistema financiero digital.

Piedra Número 3: El verdadero poder de Condusef

La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), órgano encargado de mediar entre clientes y bancos, también muestra limitaciones estructurales para cumplir eficazmente su función. Su capacidad para imponer sanciones o forzar acuerdos vinculantes es limitada, lo que reduce su efectividad como mecanismo de protección para los usuarios. La CONDUSEF actúa más como un facilitador de diálogo que como un ente con potestades reales para garantizar la reparación del daño o la prevención de futuras vulnerabilidades, lo que deja a los usuarios en una posición de desventaja frente a las grandes instituciones financieras.

Piedra Número 4: La reducción deliberada del uso de efectivo contribuye a la inequidad y a la estigmatización

Por otra parte, la política de reducción deliberada del uso de efectivo en México está generando nuevas dimensiones de inequidad social. Segmentos poblacionales vulnerables, como adultos mayores, personas en zonas rurales y comunidades con acceso limitado a servicios digitales, enfrentan dificultades crecientes para realizar operaciones financieras básicas.

Además, la dependencia exclusiva del dinero electrónico introduce problemas significativos en materia de privacidad, ya que las transacciones digitales son fácilmente rastreables y pueden ser objeto de vigilancia o abuso por parte de terceros. Esta situación amplía la brecha digital y económica, afectando especialmente a quienes ya están en situación de desventaja.

Por supuesto, a lo largo de su desarrollo, los evangelizadores de la desaparición del efectivo siempre han tachado, sin más, como delincuentes, a los ciudadanos que no gustan de usar tarjetas ni operaciones digitales para absolutamente todas sus transacciones personales. Organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de Pagos Internacionales (BIS) han promulgado agresivamente la necesidad de una economía menos dependiente del efectivo, citando la eficiencia, la lucha contra la evasión fiscal y el crimen.

En suma, la ciberseguridad bancaria en México en 2025 presenta desafíos estructurales en la protección efectiva de los usuarios, la responsabilidad institucional y la equidad social, aspectos que requieren atención urgente para evitar que la digitalización financiera profundice vulnerabilidades y desigualdades.

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