La presidenta Claudia Sheinbaum anunció este miércoles que su administración analiza emprender acciones legales contra la empresa SpaceX, propiedad del magnate Elon Musk, por los impactos ambientales que sus lanzamientos espaciales están provocando en el norte de México, particularmente en zonas sensibles del estado de Tamaulipas.
Durante su conferencia matutina, la mandataria explicó que los despegues del programa Starship desde Boca Chica, Texas —a tan solo tres kilómetros de la frontera— han ocasionado afectaciones directas al ecosistema costero mexicano. La más reciente explosión del cohete, ocurrida el 18 de junio, generó una dispersión de fragmentos de caucho, plástico, silicona y metales, que terminaron contaminando playas mexicanas, entre ellas playa Bagdad, en Matamoros. Sentenció Sheinbaum:
“Estamos revisando todo lo relacionado con el lanzamiento de estos cohetes y sus impactos. No se trata solo de observar, sino de actuar. Si dentro del marco del derecho internacional existen elementos suficientes, vamos a interponer las demandas necesarias”.
El incidente ha despertado alarma entre científicos, activistas ambientales y autoridades locales. Grupos ambientalistas han advertido que los residuos espaciales representan una amenaza para especies en peligro como tortugas marinas y aves migratorias, cuyos hábitats están en riesgo debido a esta nueva forma de contaminación transfronteriza.
La presidenta también señaló que su equipo jurídico y ambiental realiza una investigación profunda para determinar qué leyes internacionales podrían haber sido violadas por SpaceX y qué vías legales están disponibles para México.
La posible demanda abriría un nuevo capítulo en la compleja relación entre innovación tecnológica y soberanía ambiental. Aunque SpaceX ha sido alabada por su avance en tecnología reutilizable —con 96 lanzamientos exitosos tan solo en 2023, según la FAA— el gobierno mexicano parece decidido a marcar un límite claro cuando los intereses tecnológicos privados impactan negativamente en su territorio y medio ambiente.
Esta advertencia de Sheinbaum se perfila como un mensaje fuerte: ni siquiera las empresas aeroespaciales más poderosas del mundo están exentas de responsabilidad cuando su desarrollo pone en peligro la sustentabilidad de otros países. La administración federal busca así establecer un precedente en la defensa de su soberanía ecológica.
Mientras Elon Musk defiende sus misiones espaciales como pasos cruciales hacia la colonización de otros planetas, el gobierno mexicano enfatiza que el respeto a los ecosistemas de la Tierra no puede quedar relegado frente al impulso tecnológico.
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