20 DE AGOSTO DE 2025. Se supone que en general las y los mexicanos ya tenemos una idea general sobre los principales padecimientos que nos afectan como población. Y se supone que ya tenemos una buena idea sobre lo que es la diabetes, y la relación entre el consumo de harinas y azúcares con ese padecimiento, si no por experiencia propia o de algún familiar, aunque sea por los materiales informativos con que las secretarías de Salud Estatales y Federal nos bombardean.
Y ese bombardeo no es para saturarnos, ni para que dejemos de pensar en los problemas del país, ni mucho menos. Es para que veamos la salud como un tema preventivo, y sí, ciertamente para que mediante la prevención, dejemos de saturar los hospitales quienes, habiéndonos podido cuidar a tiempo, preferimos tomarnos nuestro litro de refresco diario y estar inmóviles el mayor tiempo posible, desarrollando con el tiempo condiciones muy difíciles y muy costosas de tratar.
Por eso –no por molestar- fue que ayer martes 20 de agosto, en la mañanera de la Dra. Sheinbaum, el bonachón del Dr. Kershenobich, titular de la Secretaría de Salud federal nos tuvo que jalar un poquito las orejas. Porque ni el PIB anual total de Dinamarca combinado con los activos totales del Fondo Soberano de Noruega, combinado con el presupuesto anual de la OTAN, más el presupuesto neto 2028-2034 de la Comunidad Europea bastarían para atender a ciento veinte millones de personitas que no se quieren cuidar.

Humildemente, 166 litros al año bebe en promedio cada mexicana y mexicano
El Dr. Kershenobich nos recordó, sin rodeos, que los refrescos no son solo una bebida, son un problema de salud pública de dimensiones épicas. Y es que, imaginen esto: cada uno de nosotros, en promedio, se bebe 166 litros de refresco al año. ¡166 litros! Eso nos pone en los primeros lugares a nivel mundial.
El doctor fue muy claro. Nos dijo que un solo envase de 600 mililitros trae 15 cucharaditas de azúcar. ¿Quince? ¡Haz paro! Tomar esto diario genera un daño acumulativo que, tarde o temprano, pasa la factura. Para que se den una idea, uno de cada tres nuevos casos de diabetes y uno de cada siete casos de enfermedades del corazón en México están relacionados con estas bebidas. Leve, ¿no?
Los datos del INEGI son contundentes: en 2024, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes causaron más de 300 mil muertes prematuras en total entre las y los mexicanos. No se trata solo de los que fallecen, sino de la calidad de vida. El doctor nos advirtió que muchos pierden hasta 10 años de vida con complicaciones como la hemodiálisis, hígado graso y cirrosis no alcohólica, un destino que no quisiéramos para nadie.
Y ojo, que las bebidas “light” no son la solución. Kershenobich también nos alertó sobre ellas, explicando que alteran la microbiota intestinal y aumentan el riesgo de infartos o hemorragias cerebrales. En su conferencia, nos hizo una pregunta directa, una pregunta que nos debería hacer pensar a todos: “Después de conocer estos datos, ¿realmente vale la pena tomar un refresco todos los días?”
La prevención es una herramienta poderosa, y el doctor nos invitó a usarla. El mensaje es simple: si nos cuidamos, cuidamos a nuestra familia y al sistema de salud. No se trata de prohibir, sino de reflexionar. A fin de cuentas, la salud es una inversión que vale más que todo el dinero del mundo
Los refrescos: no solo una bebida, sino un problema de salud pública
Nos recordó, sin rodeos, que los refrescos no son solo una bebida, son un problema de salud pública de dimensiones épicas. Y es que, imaginen esto: cada uno de nosotros, en promedio, se bebe 166 litros de refresco al año. ¡166 litros! Eso nos pone en los primeros lugares a nivel mundial.
El doctor fue muy claro. Nos dijo que un solo envase de 600 mililitros trae 15 cucharaditas de azúcar. ¿Quince! Tomar esto diario genera un daño acumulativo que, tarde o temprano, pasa la factura. Para que se den una idea, uno de cada tres nuevos casos de diabetes y uno de cada siete casos de enfermedades del corazón en México están relacionados con estas bebidas.
Los datos del INEGI son contundentes: en 2024, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes causaron más de 300 mil muertes en total. No se trata solo de los que fallecen, sino de la calidad de vida. El doctor nos advirtió que muchos pierden hasta 10 años de vida con complicaciones como la hemodiálisis, hígado graso y cirrosis no alcohólica, un destino que no quisiéramos para nadie.
Y ojo, que las bebidas “light” no son la solución. Kershenobich también nos alertó sobre ellas, explicando que alteran la microbiota intestinal y aumentan el riesgo de infartos o hemorragias cerebrales. En su conferencia, nos hizo una pregunta directa, una pregunta que nos debería hacer pensar a todos: “Después de conocer estos datos, ¿realmente vale la pena tomar un refresco todos los días?”
La prevención es una herramienta poderosa, y el doctor nos invitó a usarla. El mensaje es simple: si nos cuidamos, cuidamos a nuestra familia y al sistema de salud. No se trata de prohibir, sino de reflexionar. A fin de cuentas, la salud es una inversión que vale más que todo el dinero del mundo.
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