El reciente ataque del ejército israelí que impactó la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, única de confesión católica en la Franja, ha provocado una fuerte reacción internacional. Entre los más afectados por el hecho se encuentran los fieles cristianos que se refugiaban en el templo, incluidos niños con discapacidad. Tres personas murieron y nueve resultaron heridas, según autoridades médicas locales.
La situación escaló diplomáticamente cuando el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se comunicó directamente con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, para exigir explicaciones. Según confirmó la Casa Blanca, Trump reaccionó con malestar e incomodidad al conocer el incidente, lo que llevó a una llamada urgente entre ambos líderes.
En respuesta, el gobierno israelí publicó un comunicado oficial lamentando profundamente el hecho, calificando el ataque como un error y expresando condolencias a las familias afectadas. Aunque la declaración no fue firmada directamente por Netanyahu, este habría reconocido en su conversación con Trump que el impacto en la iglesia fue resultado de un proyectil mal dirigido durante una operación militar.
El ejército israelí detalló que fragmentos de un proyectil de tanque alcanzaron accidentalmente la estructura religiosa, insistiendo en que no tiene como política atacar lugares de culto. El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí también reafirmó el compromiso del país con la protección de civiles y sitios religiosos, asegurando que el incidente está siendo investigado internamente.
El ataque ha despertado conmoción entre comunidades religiosas de todo el mundo. El Patriarcado Latino de Jerusalén confirmó la identidad de las víctimas y lamentó la muerte de dos mujeres y un hombre. El párroco local, Gabriel Romanelli, también resultó herido; es una figura reconocida por su vínculo con el Papa Francisco.
La iglesia atacada ha sido un refugio clave para cristianos y musulmanes desplazados, desde el inicio de los combates en octubre de 2023. Actualmente, la comunidad cristiana en Gaza representa una pequeña minoría de aproximadamente mil personas, de las cuales sólo 135 son católicas, según estimaciones oficiales del patriarcado.
Este nuevo episodio ocurre en el contexto de una guerra que ha dejado decenas de miles de muertos, desplazado a millones y exacerbado una crisis humanitaria sin precedentes en la Franja. El conflicto comenzó el 7 de octubre de 2023, tras el ataque masivo de Hamas al sur de Israel, que dejó más de 1.200 muertos y cientos de secuestrados.
Israel asegura haber abatido a más de 20.000 combatientes enemigos, mientras que el Ministerio de Salud de Gaza, bajo control de Hamas, cifra los muertos en más de 58.000 personas, sin distinguir entre civiles y combatientes. Israel acusa a Hamas de operar desde zonas densamente pobladas, incluyendo hospitales, escuelas y lugares religiosos, lo que complica sus acciones militares.
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